La opositor cubana Keilylli de la Mora protestó frente a la embajada de Cuba en Washington, tras llegar recientemente a Estados Unidos.
De la Mora condenó al comunismo, denunció el irrespeto a los Derechos Humanos en la isla y pidió la libertad para todos los presos políticos frente a la sede diplomática cubana, donde portó una bandera cubana.
En el vídeo, compartido en Facebook por el activista José Godoy, la también miembro de la Unión Nacional Patriótica de Cuba (UNPACU) dijo que tenía ganas de gritar allí: “Díaz-Canel, singao”, “Abajo el comunismo”, “Libertad para los presos políticos”.
“Tenía ganas de hacerlo. Lo hice en Cuba y se lo vuelvo hacer aquí”, reiteró De la Mora.
También comentó que “en Cuba hay una dictadura y no se respetan los Derechos Humanos. Le violan la vida a la juventud. A los jóvenes que no queremos vivir en el comunismo nos amenazan con encarcelarnos, nos golpean y el pueblo sigue callado. Tenemos que salir a pedir la libertad del pueblo de Cuba”
“Hoy 28 de diciembre yo estoy aquí, porque la Seguridad del Estado me botó de Cuba, me separó de mi familia y de mis amigos”, denunció, además durante su protesta.
Keilylli, promotora de la iniciativa CubaDecide, fue atacada el 24 de febrero de 2022 por un desconocido que le hizo un corte en la cara que requirió puntos de sutura.
Ella estaba sentada en el malecón de Cienfuegos con varios conocidos, entre quienes se encontraba el agresor. Tras despedirse y volver a su casa junto a un amigo, el hombre le propinó un golpe en la cara y le dio un manotazo a su acompañante.
"Para las personas que creen que la dictadura no es capaz de todo: la dictadura te mata", dijo después en una directa de redes sociales.
En 2020, la activista por la democracia fue condenada a un año y seis meses de privación de libertad, por los supuestos delitos de propagación de epidemia, desobediencia, desacato y resistencia.
De la Mora fue procesada en un juicio sumarísimo en el que no tuvo ningún testigo a su favor.
En marzo de 2021, tras diez meses en prisión, salió de la cárcel de mujeres en Cienfuegos, donde estuvo siempre en régimen cerrado, según contó.
“Tuve que aguantar a presas que me gritaban 'opositora singada', disculpen la palabra. Venían a provocarme hasta a mi cama, tuve que aguantar a las guardias, un supuesto motín que decían que era por mi culpa", relató, además, De la Mora en esa ocasión.
"Estuve al límite, hermanos. Al límite de convertirme en una asesina", dijo la activista, al borde de las lágrimas. "No le deseo esto a nadie. Sólo a los comunistas", añadió.
Esta fue la segunda condena de la activista, ya que en 2019 fue sancionada a diez meses de privación de libertad y recluida en el mismo centro penitenciario.
Su encarcelamiento generó la preocupación de organismos internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de funcionarios del Gobierno estadounidense como Michael G. Kozak, subsecretario de Estado de EE.UU. para Asuntos del Hemisferio Occidental por ese entonces, y Mara Tekach, exencargada de Negocios de EE. UU. en Cuba.
En julio de 2020, la CIDH otorgó medidas cautelares de protección a favor de la disidente cubana, tras considerar que se encontraba "en una situación grave y urgente".
De la Mora fue arrestada en abril de 2020, según Human Rights Watch por "no usar su mascarilla correctamente", y sentenciada a un año y medio de prisión por desacato, entre otras ofensas.
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