El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, expropió un tramo férreo en Veracruz que era administrado por Ferrosur, filial de Grupo México, una empresa perteneciente al segundo empresario más rico de México, Germán Larrea.
Este viernes, personal armado de la Secretaría de Marina ocupó las instalaciones de Ferrosur en el tramo de 120 kilómetros que va de Coatzacoalcos a Medias Aguas de forma "sorpresiva e inusitada”, explicó la prensa mexicana, y fueron transferidas a la entidad gubernamental Ferrocarril del Itsmo de Tehuantepec.
Un decreto firmado por López Obrador reconoció y declaró como "estratégicas, prioritarias, de interés público y de seguridad nacional" instalaciones ferroviarias, aeropuertos y puertos en el sureste mexicano.
En él se contemplan las instalaciones del Tren Maya, del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y de los aeropuertos internacionales de Palenque, Chiapas y de Chetumal y Tulum en Quintana Roo.
En su conferencia de prensa mañanera del viernes último, el gobernante argumentó que la decisión persigue convertir estas obras en acciones de seguridad nacional porque "quienes están promoviendo los amparos en contra, reciben financiamiento del gobierno de Estados Unidos y eso lo podemos probar".
Sin embargo, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, dijo que la ocupación es temporal y rechazó que se calificara como expropiación la intervención de tres conexiones o tramos de Ferrosur, en consonancia con la promesa de López al inicio de su gobierno de no confiscar ni expropiar bienes en el país.
La expropiación ha provocado una caída de 4.2% en el valor del Grupo México en la Bolsa Mexicana de Valores y tiene lugar en un contexto donde el conglomerado de Germán Larrea ha estado en conversación exclusiva con el grupo bancario Citigroup para comprar la operación minorista del banco mexicano Banamex, después de que esta empresa se declarara en quiebra.
La pasada semana el empresario sostuvo varias reuniones con López Obrador a propósito de la compra del banco y fue visto saliendo del Palacio Nacional.
De acuerdo con la prensa, el presidente se molestó con Larrea por negarse a ceder el tramo para la ruta del Tren Maya.
Aunque solo se tomaron 120 de los 1,500 kilómetros que conforma la vía férrea, la acción podría generar efectos negativos en la confianza para invertir en el país.
La expropiación también se da en el marco del conflicto que mantiene el mandatario con la Suprema Corte, que exigió al gobierno no ocultar información de las obras prioritarias del gobierno, como el Tren Maya, bajo el argumento de ser proyectos que impactan en la seguridad nacional.
El régimen cubano, como parte de los convenios que mantiene con el gobierno de AMLO, exporta piedra rajón a México para la construcción del polémico Tren Maya, cuyos detractores han denunciado el impacto ambiental que acarrea la destrucción de la selva, la afectación de cenotes y la modificación de ecosistemas por los cambios de ruta del proyecto.
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