El gobierno cubano, a través de la empresa estatal Escambray, venderá desde este miércoles en miles de pesos, piezas de mármol gris elaboradas en el municipio especial Isla de la Juventud.
Mesetas, mesas, bancos, losas pulidas y rodapiés comenzarán a venderse en la unidad territorial, con precios que alcanzan hasta lo 3786.17 pesos cubanos (CUP).
La venta será exclusivamente a través de la pasarela de pago Transfermóvil, por tanto no aceptarán el dinero en efectivo, advirtieron a través de una publicación en Facebook.
"Las ventas se efectuarán de lunes a viernes, en el horario de 8.00 a.m. a 11.30 a.m. y de 1.00 p.m. a 3.30 p.m.", agregaron, a la vez que prometieron aumentar las ofertas a la población.
Aunque por el momento hay opiniones que califican estas ofertas de "muy buenas", no todos los habitantes de la Isla de la Juventud piensan igual y es posible que aumenten las críticas hacia la empresa y sus precios, en un territorio con un salario promedio de 3,966 CUP.
"Estos precios son una vergüenza, porque hablamos de un mármol que se produce aquí mismo, que no hay que importarlo. Con esos valores, es difícil que se pueda detener la inflación", dijo a CiberCuba una lectora, que no quiso ser identificada.
Para esta mujer, que es dueña de una cafetería en Nueva Gerona, es inapropiado que el gobierno acuse a los trabajadores privados de abusadores, mientras nadie le pone límite a lo que ellos venden.
"Si yo quiero comprar alguno de esos productos de mármol, tendré que recuperar la inversión aumentando los precios de la comida que vendo, y al final los clientes son los más afectados", puntualizó.
La empresa Escambray no ha contestado los mensajes enviados por esta redacción para conocer el precio de costo de cada una de las piezas de mármol que ellos venden a la población y el margen de ganancia que tienen.
Hace dos años,a inicios de la Tarea Ordenamiento, un vecino de Isla de la Juventud denunció que la empresa que se dedica a producir lozas de mármol no vendía sus productos a personas naturales, privándolos de acceder a un producto altamente demandado.
La única opción que le dieron al cubano fue ir a la zona de recortería y adquirir pedazos de lozas rotas, que pueden tener una segunda oportunidad, aunque sin ningún tipo de acabado ni estética.
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