El presidente de la Duma del Estado de Rusia, Viacheslav Volodin, ordenó una investigación para determinar qué altos cargos intentaron o llegaron a abandonar Rusia durante la rebelión del Grupo Wagner.
“Todos condenamos a quienes, en un momento difícil para el país, lo abandonaron, se fueron. Eso realmente debería ser también castigado”, consideró Volodin. Por su parte, el gobernante Vladimir Putin decidió no castigar penalmente a los "traidores" del Grupo Wagner que se sumaron a la rebelión armada, según EFE.
Volodin explicó en la sesión plenaria que solicitó al presidente del Comité de Seguridad de la Duma que analice junto con las fuerzas del orden, "quienes de los que ocupan puestos importantes estaban en ese momento tratando de volar fuera" de Rusia.
Mientras, el jefe de los mercenarios del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, no será perseguido judicialmente a cambio de su exilio en Bielorrusia.
Esta decisión, sin embargo, no ha sentado bien en algunos dirigentes rusos, como tampoco entre sectores del exilio o la oposición, quienes señalaron que Rusia suele castigar con cárcel cualquier manifestación de crítica a la guerra en Ucrania.
Las declaraciones llegan justo después de que este lunes fuentes de la Oficina del Fiscal General confirmaran a una agencia estatal rusa que la investigación criminal sobre Prigozhin “por organizar una insurrección armada” continuaba abierta.
Las contradictorias declaraciones en menos de 24 horas, sumadas a la confirmación de que hubo movimientos e intentos de deserción entre los dirigentes del país, evidencian una fragmentación y debilitamiento de la famosa "vertical de poder" ruso.
En un acto celebrado en la plaza de las Catedrales del Kremlin, Putin elogió a su ejército por proteger el orden constitucional y la seguridad de los ciudadanos rusos, evitando conmociones y una posible guerra civil.
Al mismo tiempo, las autoridades rusas anunciaron el cierre de la investigación criminal sobre la rebelión armada y aseguraron que no presentarán cargos contra ninguno de los implicados.
En paralelo, altos mandos del ejército ruso resolvieron la cuestión de la munición que generó conflictos en el pasado y coordinaron la transferencia del equipo militar pesado del Grupo Wagner a las tropas del ejército ruso.
Prigozhin se encuentra actualmente en Bielorrusia, según reportes que no han sido confirmados; aunque se desconocen más detalles sobre las propuestas de los líderes bielorrusos para permitir que el Grupo Wagner opere "en una jurisdicción legal".
Putin se refirió a los "organizadores" del motín como traidores, sin mencionar directamente a su cercano colaborador. Por su parte, Prigozhin negó haber intentado dar un golpe de Estado contra su antiguo jefe y amigo.
A su vez, el gobernante ruso ofreció a los combatientes del Grupo Wagner la opción de unirse al Ministerio de Defensa, abandonar la guerra o marcharse a Bielorrusia. Asimismo, agradeció a los soldados y comandantes que tomaron la decisión correcta de detenerse y evitar el derramamiento de sangre fratricida.
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