Las autoridades policiales de Sancti Spíritus decomisaron unas 46.88 toneladas de pienso que serían vendidos posteriormente en el mercado informal cubano.
Al sospechoso, de unos 40 años y residente en la comunidad Colorado, del consejo popular Punta Diamante, tenía almacenados 218 sacos de maíz y 1,003 sacos de soya; además era propietario de unas dos toneladas de cerdos en pie, que no estaban justificados con ningún contrato con la empresa porcina local, según explicó el periódico Escambray.
Los sacos de pienso serían vendidos hasta en siete mil pesos cubanos y el hombre los adquirió a través de distintas personas que los transportaban desde Mariel y Cienfuegos, según las declaraciones a la policía.
El sospechoso se encuentra actualmente detenido y la Fiscalía solicitó la medida cautelar de prisión provisional.
En medio de la crisis alimentaria que vive Cuba, la inflación económica y la escasez de casi todo, el mercado informal se vuelve el espacio donde mejor adquirir aquello que el estado es incapaz de garantizar.
La economía sumergida, resultado del descontrol en almacenes y depósitos del gobierno, es la principal vía de subsistencia de muchas familias, que deben encontrar las maneras para adquirir alimentos y otros productos de primera necesidad.
Como respuesta, las autoridades proceden a decomisar todo aquello que consideran ilegal, identificando a los revendedores como responsables de la crisis.
Muy pocas veces trascienden como causantes del problema las autoridades locales o nacionales y mucho menos las políticas económicas acometidas por el partido comunista cubano.
Para muchos expertos, estos decomisos y acciones policiales son medidas de coerción para impedir más actividades ilícitas, y como no se multiplica la oferta, solo traen como resultado un incremento del contrabando y las ventas informales.
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