El Instituto Cubano de Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP) denunció la persistente escasez de medicamentos para controlar la hipertensión en la provincia de Villa Clara.
Aunque reconocen que se distribuyó el Captopril en varias farmacias de Santa Clara, no fue suficiente para cubrir la demanda de todos los pacientes.
Esta situación incentiva la existencia de un mercado informal, donde se venden blíster de diez pastillas a un precio exorbitante de 300 pesos cada uno, a pesar de ser de producción nacional, denunció el ICLEP en su página de Facebook.
"El régimen no se proyecta en función de controlar el desorden y la malversación de medicamentos existente en la provincia", acotó.
Esta situación pone en riesgo la salud y el bienestar de los pacientes que dependen de estos medicamentos para controlar su hipertensión; y deja sin protección a aquellos que deben destinar grandes sumas de dinero para adquirirlos, exponiéndose a los peligros de comprar un fármaco sin conocer bien su origen.
Hace poco, la prensa independiente se hizo eco de la venta de medicamentos en La Cuevita, La Habana, sitio donde siempre han existido vendedores al margen de la ley, pero en medio de la actual crisis general que atraviesa el país, son casi los únicos que pueden garantizar el acceso a medicinas.
Las farmacias desabastecidas y los hospitales con inventarios limitados obligan a los ciudadanos cubanos a adquirir los medicamentos en la calle, sin receta médica ni garantías sobre la calidad o veracidad del producto.
Es por ello que el gobierno cubano emitió una alerta sobre la circulación de varios fármacos falsos en algunas zonas del país; aunque sigue sin solucionar la crisis de escasez.
Activistas cubanos denuncian la falta de medicina para tratar enfermedades crónicas, en especial de pacientes psiquiátricos, que no cuentan con recursos para adquirirlos.
Sin embargo, el discurso oficial, lejos de asumir su cuota de responsabilidad, continúa acusando a Estados Unidos y el embargo de la razón por la que no hay medicinas en Cuba, argumento que para muchos expertos en relaciones internacionales es insostenible, por la propia naturaleza que sostienen las sanciones contra el gobierno comunista cubano.
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