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Consejo para la Transición Democrática en Cuba solicita renovación de la ONU

El pedido se hace con motivo de la reelección de Cuba, el pasado 10 de octubre, como miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Sede de la ONU © Prensa Latina
Sede de la ONU Foto © Prensa Latina

El Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC) solicitó la renovación de la Organización de las Naciones Unidas, luego de que el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo reeligiera a Cuba como miembro.

La plataforma unitaria anticastrista mostró su insatisfacción ante el incumplimiento de las bases que dieron sentido a la ONU, y consideró que el organismo debe estar abierto a “una profunda revisión y discusión” de estas como preámbulo de su reforma.

En una declaración emitida a mediados de esta semana, el CTDC señaló “déficits” en la democracia que están perjudicando la eficacia de la organización, entre ellas citó que “países como Cuba, Venezuela o China no deberían tener la opción siquiera de presentarse a la elección para ocupar un asiento en el Consejo de Derechos Humanos”.

“El Consejo de Seguridad no ha evolucionado prácticamente nada, con la pérdida de credibilidad que esto supone. Y su ineficacia y pérdida de credibilidad se refleja allí donde los ciudadanos deben tener más voz y sus derechos deben ser mejor defendidos a escala global: el Consejo de Derechos Humanos”, sostuvo el documento.

La organización cubana afirmó que “se han hecho intentos de reforma, pero el hecho real es que hay muchos países sin libertades a quienes les conviene que el Consejo no sea efectivo con tal de protegerse a sí mismos”, y recomendó como “pasos alentadores y necesarios para esta revisión y posterior reforma” los de “instituir y ampliar la participación y representación real de la ciudadanía en la toma de decisiones; el de establecer mecanismos de consultas internacionalmente verificadas a las y los ciudadanos de los Estados que postulan al Consejo en torno a la pertinencia de dichas postulaciones e implicar a las sociedades civiles de los países que integran el Consejo”.

“Por eso es ineludible la reconsideración capital sobre la pertenencia al Consejo de Derechos Humanos de aquellos países que, como Cuba, no cumplen los tratados, no los ratifican y mucho menos los implementan”, advirtió en su comunicado.

Desde fechas anteriores a que se diera a conocer la noticia de la reelección de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos -con sede en Ginebra, Suiza, y compuesto por 47 Estados miembros-, activistas por la democracia impulsaron en la red social X el hashtag #FueraCubadelConsejodeDerechosHumanos.

Asimismo, la sección de América Latina de Civil Rights Defenders, organización que trabaja por la protección de los derechos civiles y políticos, emitió un comunicado coescrito por 10 organizaciones cubanas e internacionales donde pedía que Cuba no fuese reelecta.

Establecido el 11 de junio de 2021, el Consejo para la Transición Democrática en Cuba ha convertido en una prioridad condenar los crímenes a los que son sometidos los presos políticos en Cuba. En su documento principal, la Iniciativa Cuba 11J, propuso un proyecto de ley de amnistía y despenalización de la disidencia. A través de la recolección de firmas, este documento busca cambiar las leyes que protegen la criminalización de los derechos humanos y constitucionales de los ciudadanos.

Reproducimos a continuación el texto íntegro de la declaración del Consejo para la Transición Democrática en Cuba:

La necesaria renovación de la Organización de las Naciones Unidas.

Puede considerarse que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha sido el primer intento exitoso de crear un sistema de seguridad colectiva y de gobernanza global que deseche el recurso a la guerra como instrumento de las relaciones internacionales.

Pero algunos de los principales garantes de este orden internacional han recuperado el recurso de la guerra de expansión imperialista, o están dispuestos a iniciarla, con el propósito de restaurar su versión imperial. Apoyados en este esfuerzo por Estados que representan a naciones colonizadas en el pasado. En todo caso, el mundo hoy no es más seguro.

La ONU debe estar abierta a una profunda revisión y discusión de sus bases, como preámbulo de su reforma. Sus déficits críticos son los de democracia y enfoque en la ciudadanía global.

Y ahora debe de atender a las críticas porque estos déficits la están convirtiendo en una organización poco eficaz, con una arquitectura institucional anacrónica que mal refleja el orden internacional surgido hace 75 años donde los intereses de los Estados, no siempre congruentes con los intereses nacionales que dicen representar, siguen jugando un papel preponderante en los procesos de toma de decisiones importantes. Por eso la ONU no ha podido evitar que crezcan las desigualdades entre los Estados y dentro de los mismos, a pesar del crecimiento económico, en ausencia de mecanismos coercitivos que permitan traducir sus resoluciones en acciones y sus recomendaciones en medidas efectivas.

El Consejo de Seguridad no ha evolucionado prácticamente nada, con la pérdida de credibilidad que esto supone. Y su ineficacia y pérdida de credibilidad se refleja allí donde los ciudadanos deben tener más voz y sus derechos deben ser mejor defendidos a escala global: el Consejo de Derechos Humanos.

Este se ha convertido en una organización que no responde a su nombre. Se ha establecido como el Consejo para que los Estados que más vulneran los derechos humanos puedan capturar sus mecanismos casi de modo permanente, imponer su visión y violarlos en nombre de la soberanía nacional: el concepto que hace imposible cualquier pretensión de respetarlos. Son precisamente los Estados los primeros violadores de los derechos humanos.

Para hacer honor a su nombre, países como Cuba, Venezuela o China no deberían tener la opción siquiera de presentarse a la elección para ocupar un asiento en el Consejo de Derechos Humanos.

Es indudable que la ONU ha cosechado éxitos que rara vez se reconocen y, por el otro, que la organización adolece de problemas estructurales y conceptuales que dificultan su funcionamiento e impiden que evolucione al compás de los cambios que ocurren en el mundo.

Somos conscientes de que se han hecho intentos de reforma, pero el hecho real es que hay muchos países sin libertades a quienes les conviene que el Consejo no sea efectivo con tal de protegerse a sí mismos.

Pasos alentadores y necesarios para esta revisión y posterior reforma serían los de instituir y ampliar la participación y representación real de la ciudadanía en la toma de decisiones; el de establecer mecanismos de consultas internacionalmente verificadas a las y los ciudadanos de los Estados que postulan al Consejo en torno a la pertinencia de dichas postulaciones e implicar a las sociedades civiles de los países que integran el Consejo.

Según los principios e instrumentos de la Carta Internacional de los Derechos Humanos el compromiso de la sociedad civil en el proceso político es, en efecto, un derecho humano protegido en virtud de su Declaración Universal.

La principal misión de la ONU es preservar la paz. Lamentablemente, y a pesar de sus esfuerzos, en lugar de acabar con la lacra de la guerra asistimos a un recrudecimiento de los conflictos bélicos, de los golpes de Estado y del caos. El déficit de democracia al interior de los Estados vuelve a saltar como una de las causas del progresivo debilitamiento de las Naciones Unidas.

Si todos los países cumplieran las obligaciones que les impone la Carta, el derecho a la paz estaría garantizado y se respetarían los Derechos Humanos en el mundo. Por eso es ineludible la reconsideración capital sobre la pertenencia al Consejo de Derechos Humanos de aquellos países que, como Cuba, no cumplen los tratados, no los ratifican y mucho menos los implementan.

Del mismo modo que la concepción electoralista de la democracia puede debilitarla, el voto impecable entre Estados está debilitando y deslegitimando al Consejo de Derechos Humanos.

Solo la ciudadanía global puede fortalecer los derechos humanos en el mundo.

Consejo para la Transición Democrática en Cuba.

La Habana, 11 de octubre de 2023

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