Ancianos cubanos llaman la atención en las calles de La Habana mientras revisan la basura y acopian materias primas, para reunir un poco de dinero que les permita llegar a fin de mes.
El gobierno cubano ideó una iniciativa conocida como "Reciclo mi barrio" a la que se han sumado muchos ancianos. El reciclaje se ha convertido, más que en una actividad ecológica, en una lucha diaria por la supervivencia en la capital del país.
Estos ancianos, muchos de ellos jubilados que enfrentan severas limitaciones económicas, se ven obligados a recoger materiales reciclables para venderlos al gobierno y complementar sus insuficientes pensiones.
La recogida de materia prima se lleva a cabo dos veces por semana en varios puntos de la capital. Las colas para vender la mercancía al régimen son un claro reflejo de la crisis económica que golpea a los más vulnerables de la sociedad cubana.
El proyecto comenzó a implementarse a finales del año pasado. Tribuna de La Habana entrevistó a algunos de los ancianos que bucean en los basureros de la capital.
Personas como Berta Valle, jubilada que recogió 40 sacos de latas, deja un testimonio de la dura realidad que estos cubanos vulnerables están enfrentando.
"Recojo las latas vacías y las traigo los sábados. Gano hasta 6,000 pesos, con eso compro leche y medicamentos. Para mí, esto es muy bueno", dijo Valle, quien depende de esta actividad para cubrir necesidades básicas.
Rosa María Reyes Santiesteban, directora general de la Empresa de Recuperación de Materias Primas (ERMP) de La Habana, señaló que desde el gobierno "se hicieron estudios y análisis que mostraron que se bota mucha materia prima. A partir de ahí nació esta estrategia de acercar la recuperación a la comunidad".
En La Habana se producen 23.000 metros cúbicos (m3) diarios de basura, pero el régimen cubano sólo recoge el 68% de esos desechos urbanos.
Hay un 32%, cerca de 7.600 m3 que se quedan a pie de calle y eso ha convertido la capital en un foco de inseguridad sanitaria, con proliferación de roedores y mosquitos, portadores de enfermedades como el dengue y la leptospirosis.
El reciclaje, según Reyes, contribuye a la economía de exportación. "En el primer trimestre del año, hemos superado los planes de ventas y exportaciones, con ingresos importantes para el país. Hasta el momento, se han exportado unas 400 toneladas de aluminio, fundamentalmente latas".
Más allá de los beneficios económicos que está ganando el gobierno con esta tarea, lo que resalta es la situación de precariedad que enfrentan los jubilados cubanos.
La falta de recursos los empuja a buscar en los desechos una oportunidad para sobrevivir. Este escenario plantea serias preguntas sobre la efectividad de las políticas sociales y económicas en Cuba, especialmente cuando los más afectados son aquellos que dedicaron su vida al trabajo y ahora deben depender de la recolección de basura para subsistir, en un sistema que no ha sabido garantizar una vejez digna para sus ciudadanos.
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