Régimen cubano envía a sus secuaces a elecciones en Venezuela: "No podrán arrebatar la victoria al pueblo"

Abel Prieto Jiménez, director de la Casa de las Américas, celebró la presencia de exagentes del G2 en Caracas con un tuit en el que saludó a “nuestra tropa” en ese país.

Raúl Capote (primero por la izquierda) en Venezuela © X / @AbelPrieto11
Raúl Capote (primero por la izquierda) en Venezuela Foto © X / @AbelPrieto11

A falta de cuatro días para la celebración de elecciones presidenciales en Venezuela, el régimen cubano hace gala de enviar a varios de sus secuaces a ese país, como gesto de apoyo al dictador aliado Nicolás Maduro.

En medio de una sorda inquietud por el resultado de las urnas, La Habana mira con preocupación el apoyo creciente de millones de venezolanos a la candidatura que encabeza Edmundo González Urrutia y que lidera María Corina Machado.

Más allá de la injerencia en Venezuela de agentes del G2 cubano, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT) -denunciada por la Organización de Estados Americanos (OEA) y otros organismos internacionales y no gubernamentales-, se impone recordar que empresas y asesores cubanos fueron contratados por Maduro para desarrollar la cédula electrónica de identidad y los sistemas digitales para la participación y escrutinio de las elecciones de los venezolanos.

Con el control del sistema electoral en sus manos, el régimen cubano es una garantía para el chavismo, que desea tanto como La Habana permanecer en el poder. Pero más allá de esta intromisión en los asuntos internos de los venezolanos, el régimen cubano hace gala de enviar a connotados agentes de la Seguridad del Estado como Raúl Antonio Capote, quien asiste como “invitado internacional” a las elecciones venezolanas.

Abel Prieto Jiménez, director de la Casa de las Américas, celebró su presencia en Caracas con un tuit en el que saludó a “nuestra tropa” y afirmó que “nunca podrán arrebatarle la victoria al pueblo de Bolívar y Chávez”.

La foto de Capote junto al sociólogo argentino y simpatizante de las “dictaduras de izquierda” latinoamericanas, Atilio Borón, fue enviada por la periodista argentina radicada en Cuba, Graciela Ramírez, otra ferviente activista a favor de la expansión del socialismo por la región.

Paradójicamente, Prieto Jiménez compartió la imagen en su tuit con la llamativa etiqueta: #ManosFueraDeVenezuela.

Captura de pantalla Facebook / Woody Alguacil Cubano

En 2007, empresas del régimen cubano firmaron un acuerdo con autoridades bolivarianas por 172 millones de dólares para desarrollar el proyecto de la cédula electrónica venezolana. La compañía cubana Albet Ingeniería y Sistemas vendió los programas producidos en la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana.

El acuerdo no sólo puso en manos cubanas los datos de los venezolanos, sino que le abrió las puertas a empresas estatales de la isla para participar como intermediarios y proveedores en el mercado de documentos de identidad con chips. También constituyó la oportunidad ideal para el régimen de ampliar sus horizontes estratégicos.

“Estas compañías forman parte de una estrategia cubana para extender sus redes de inteligencia en la región. Son en realidad una fachada del G2 que les permite tener control de los sistemas de emisión de documentos de identidad con lo cual pueden otorgárselos a cualquiera”, señaló en 2013 Anthony Daquin, ex asesor del Ministerio del Interior de Venezuela, quien participó en los procesos de selección de los proveedores para la cédula y pasaporte electrónicos.

Sin embargo, en mayo de 2018 el escritor y politólogo cubano Carlos Alberto Montaner descartaba la intervención de “la mano peluda cubana desde un siniestro centro de cómputo instalado en la Isla” en aquellas elecciones.

“Resultaba más sencillo, próximo, y con buenos técnicos venezolanos a cargo del sucio asunto. Una vez terminada oficialmente la votación, la empresa Smartmatic, organizadora electrónica de las elecciones, financiada por el chavismo, obtenía la suma real y calculaba el tamaño del fraude necesario para ‘ganar’. En ese momento se fabricaban los votos virtuales, se dispersaban por la geografía electoral y se agregaban a la cuenta final. Si la oposición reclamaba un recuento manual se le daban largas o se le negaba, como le sucedió a Henrique Capriles en el 2013”, explicó.

Según Montaner, “esto se supo con total certeza en agosto del 2017, cuando Antonio Mugica, presidente de Smartmatic, hoy una empresa seria radicada en Londres, y que trata de huir de su comprometedor pasado chavista, reveló que las elecciones para elegir la ilegal Asamblea Nacional Constituyente habían sido alimentadas por un millón de falsos votos virtuales”.

En fechas recientes, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reveló que se asustó al escuchar a Maduro decir que si pierde las elecciones del próximo domingo en Venezuela habrá "un baño de sangre" en su país. "Me asusté con esa declaración", dijo Lula a la agencia EFE.

El mandatario brasileño contó que habló dos veces con Maduro y le advirtió que "si quiere contribuir a resolver el problema de crecimiento de Venezuela y la vuelta de los que se fueron, tiene que respetar el proceso democrático".

Lula aclaró que, en la democracia, "el que pierde se lleva un baño de votos, no un baño de sangre", y que "Maduro tiene que aprender que cuando uno gana se queda, y cuando pierde se va y se prepara para otras elecciones".

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