Un anciano residente en Guantánamo reaccionó emocionado al recibir la ayuda que varios cubanos le llevaron, luego de que su casa quedara prácticamente destruida por las inundaciones causadas por el huracán Oscar.
Un video compartido en Instagram por el usuario "El Pibe Cubano" muestra el momento en que personas solidarias le entregan al señor un refrigerador y alimentos como pollo y aceite.
"Gracias, chico. Gracias, coño. No tengo palabras con qué agradecerles a ustedes ni decirles lo que... Yo no tengo vida, lo mío es todos los días una tristeza, una amargura, una cosa que me tiene loco", dijo entre lágrimas.
Según El Pibe, el señor es el abuelo del niño cuya casa fue arrasada por las inundaciones y a él se lo llevó el río. Sobrevivió de milagro y está ingresado en el hospital pediátrico de Guantánamo, tras una cirugía en una pierna, pero su madre y su padrastro siguen desaparecidos.
"Yo los exhorto a ustedes que Dios les dé vida y salud, que sigan adelante y sigan teniendo la posibilidad de ayudar a todo el prójimo que ustedes puedan", agregó el veterano, quien vive en la localidad de Macambo, municipio San Antonio del Sur.
Visiblemente conmovido, El pibe comentó que irán más personas a ayudarlo y compartió en su muro de Facebook las distintas formas de enviar donaciones.
ZELLE +1 (469) 996-9564. Tarjeta 9227 0699 9056 2749 para dinero en cup y 9235 0699 9012 4300 para mlc.
El huracán Oscar golpeó con fuerza a San Antonio del Sur, donde el mar penetró y el nivel del agua subió a más de un metro y medio en algunas áreas.
Comunidades enteras quedaron inundadas, con viviendas dañadas parcial o totalmente, y los moradores perdieron sus pertenencias debido a la rápida crecida de los ríos y arroyos, como el Sabanalamar y Los Ciguatos.
Varios residentes, entre lágrimas, narraron las horas de angustia y desesperación que vivieron mientras intentaban salvar lo poco que podían de sus hogares inundados.
"El agua aquí en el cuello", relató un vecino a El Pibe. "Los encaramamos arriba de un armario para salvar a tres niños que teníamos allí", añadió.
Otra vecina, con la voz quebrada, comentó cómo vio que sus propiedades fueron arrastradas por la corriente. "Se me fue todo. No tuve tiempo ni de sacar los colchones. El mar se metió tan rápido que no nos dio tiempo a nada".
"Lo más duro fue escuchar a los niños llorando", señaló un padre de familia. "Ellos no entendían qué estaba pasando, solo sabían que el agua nos rodeaba y que todo se estaba mojando. No sabíamos si íbamos a salir de esta".
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