Tras el paso del huracán Oscar por la región oriental de Cuba, el Gobierno cubano estableció la venta de materiales de la construcción y colchones para los afectados por el meteoro en la provincia de Guantánamo.
Según informó al periódico oficialista Granma Yanisley Ortiz Mantecón, viceministra de Finanzas y Precios, el fenómeno dejó un saldo considerable de daños materiales, especialmente en viviendas, que van desde derrumbes totales hasta pérdidas parciales de techos.
En una conferencia de prensa realizada el viernes, Ortiz Mantecón explicó que, en respuesta a esta situación, el Estado bonificará el 50% del precio de los materiales de construcción para aquellas personas cuyas viviendas presenten afectaciones.
Asimismo, el precio de los colchones destinados a los damnificados también será subsidiado, una medida incluida en el reciente Acuerdo 9991 del Consejo de Ministros, publicado en la edición extraordinaria número 47 de la Gaceta Oficial de la República.
La Viceministra señaló que aquellos cuyos ingresos no les permitan adquirir los materiales y bienes necesarios, podrán solicitar créditos bancarios y subsidios del Presupuesto del Estado o recurrir a la Asistencia Social para recibir financiamiento, en consonancia con la legislación vigente.
Sin embargo, estas medidas del Gobierno han despertado escepticismo en muchos cubanos que han escuchado promesas similares en desastres anteriores, pero que nunca vieron llegar la ayuda prometida en su totalidad.
En otros eventos recientes, como el paso del huracán Ian, en septiembre de 2022, el Gobierno también prometió apoyo financiero y material a los afectados, pero los beneficiarios se enfrentaron a largos procesos burocráticos, demoras en la entrega de materiales y precios inalcanzables para una población que ya enfrentaba una grave crisis económica.
Además, aunque el Estado asegura bonificar el 50% del precio de los materiales y ofrece créditos y subsidios, la realidad de las tiendas estatales es otra: los materiales de construcción están frecuentemente agotados y, cuando aparecen, los precios resultan prohibitivos para la mayoría. Estos obstáculos, sumados a una inflación creciente, limitan la posibilidad de que los afectados puedan reconstruir sus hogares.
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