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Oscar Casanella (22 de febrero de 1979) es bioquímico y ex profesor de Inmunología de la Universidad de La Habana, pero también es un perseguido por la dictadura de Miguel Díaz-Canel. Tras ser acosado por segurosos que le impedían salir de su vivienda en Cuba; tras sufrir el corte de comunicaciones y la presión constante, abandonó la Isla en 2021 con su esposa, entonces embarazada de seis meses, y con un hijo pequeño. Tres años después, sigue sin poder regularizar su estatus migratorio en Estados Unidos. CiberCuba se ha interesado por su situación.
Sorprende que pese a ser un intelectual perseguido por la dictadura cubana no tenga usted asegurada su residencia en Estados Unidos. ¿Qué ha pasado?
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Creo que mi situación es resultado de una combinación de hechos. La respuesta corta sería que yo he sido acosado por la policía política cubana en otros países de Latinoamérica, que Estados Unidos suspendió el programa de refugiados políticos para cubanos en 2017, que yo entré a Estados Unidos sin permiso, cruzando su frontera sur, que en dicha frontera las autoridades migratorias no me realizaron una entrevista de miedo creíble ni me investigaron, que en dicha frontera no recibí un Parole sino un documento conocido como I220 A, que las personas que recibimos I220 A no tenemos derecho a acogernos a la Ley de Ajuste Cubano para pedir una residencia en Estados Unidos, que mi primera audiencia del proceso de asilo político ocurrirá en mayo de 2025 y que las segundas audiencias los jueces de migración la están programando para 5 años después de realizar la primera.
La respuesta más larga sería que yo nunca tuve planes de emigrar permanentemente. Disfruto mucho viajar, pero siempre regresé a Cuba hasta que estuve en prisión domiciliaria prácticamente todo el año 2021. No solamente estuve sin poder salir de la casa sino que la policía política cortó las comunicaciones por telefonía móvil de mi esposa y mía. No podíamos trabajar en esas condiciones y los últimos meses vivimos vendiendo nuestra ropa, muebles, electrodomésticos. Fue en estas condiciones que decidimos que si se daba la oportunidad, saldríamos de Cuba.
La policía política me tenía “regulado” desde el 2018 por toda la ayuda que le presté a mi amigo Ariel Ruiz Urquiola y en adición yo tenía un operativo del G2 y de la policía 24 horas fuera de mi casa que me impedía salir a la calle. Unos días antes de la protesta convocada por el grupo Archipiélago para el 15 de noviembre de 2021, la policía política me informa que me van a dejar salir de la casa y del país pero solo en una ventana de tiempo de un mes y de no abandonar Cuba en un mes, iba a ir a prisión (régimen cerrado).
Ya yo había pasado por la amarga experiencia en República Dominicana en 2017 de ser interrogado y amenazado por unos supuestos funcionarios de la aerolínea Pawa Dominicana en el aeropuerto de Santo Domingo que en realidad se comportaron exactamente igual que los agentes del G2 cubano preguntándome quién me había pagado el pasaje, cuestionando mi amistad con otros activistas cubanos y amenazándome con tomar medidas si yo utilizaba territorio de República Dominicana para conspirar contra el régimen cubano. Luego de esta experiencia mi opinión fue que si en algún país la policía política cubana no puede cometer estos abusos es en EUA.
Mi esposa con más de siete meses de embarazo, mi hijo mayor, con 4 años, y yo llegamos a la frontera sur de Estados Unidos por El Paso, Texas, el 16 de enero de 2022 después de una travesía por varios países que incluyó arresto, maltrato y deportación en México, prohibición de entrar al territorio de Nicaragua, dos limbos de aeropuertos, etc.
En mi opinión, el manejo de los inmigrantes en la frontera sur de Estados Unidos fue pésimo. Yo pensé que al ser detenido por las autoridades migratorias en algún momento me iban a realizar una entrevista de miedo creíble e iban a investigar mi historia. Nada de eso ocurrió. Estuvimos 2 días en el centro de detención y nos liberaron el 18 de enero de 2022 con un documento I220 A y sin “Notice to Appear” (aviso formal para iniciar el proceso de deportación). La entrega de parole, documento que permite solicitar la residencia por la Ley de Ajuste Cubano, y la entrega de I220 A se realizó al azar y sin entrevista de miedo creíble previa.
Su salida de Cuba fue una odisea hasta llegar a Estados Unidos. Sin embargo vemos que represores cubanos que llegan con Parole humanitario a EE.UU., sí logran regularizar su situación. ¿Cómo le afecta esta situación?
La entrada de represores políticos conocidos y reportados tanto en sitios web como en represorescubanos.com así como por sus víctimas en las redes sociales hace que muchas personas, dentro de las cuales me incluyo, desconfíen de la calidad del trabajo de las autoridades migratorias de Estados Unidos. Creo que estos represores deben sufrir alguna consecuencia y que no deberían compartir el mismo espacio, disfrutando los derechos que ellos nos negaron en Cuba a nosotros, sus víctimas. Es muy probable que muchos de ellos hayan mentido u ocultado información durante sus procesos migratorios.
¿Qué solución legal tiene su caso?
Yo no soy abogado, pero según lo que he aprendido sobre temas legales, la solución segura de mi caso es continuar mi proceso de asilo político. Mi caso de asilo político es sólido. El problema es que puede demorar 10 años o más todo el proceso. Esto hace que mi familia y yo tengamos muchas limitaciones para acceder a crédito para comprar una casa donde vivir; estudiar maestrías en una universidad de Estados Unidos siendo considerado un residente; acceder a determinados empleos, viajar fuera de Estados Unidos. Quisiera darle estabilidad principalmente a mis hijos.
Hemos visto esta semana que a Omara Ruiz Urquiola le han denegado la visa de estudiante porque no se quiere acogerse a la Ley de Ajuste Cubano sino regresar a Cuba lo que hace que su estatus legal en EE.UU sea complicado. ¿Cree que es casual que usted también se vea en esta situación?
Sinceramente no tengo respuesta para esta pregunta.
¿Cree que de alguna manera la Administración Biden ha dejado de lado a los exiliados cubanos?
En mi opinión considero que el tema Cuba y su exilio no está entre las prioridades de la Administración del partido demócrata y que el manejo de la política hacia el régimen cubano no ha sido bueno. En mi opinión, Obama hizo un experimento al acercar su Administración a la dictadura cubana y las consecuencias fueron aumentar la capacidad de represión y control social del régimen cubano contra la sociedad civil y prolongar en el tiempo la existencia de un sistema que está agonizando. El problema es que cada día del régimen en el poder provoca otro día de gran sufrimiento para el pueblo cubano.
Muchos de los prisioneros de la Primavera Negra que se exiliaron en España han pasado mucho trabajo. ¿Está pasando lo mismo con los verdaderos exiliados tras el 11 de julio de 2021?
No me atrevo a hablar a nombre de todos los verdaderos exiliados tras el 11 de julio, pero en mi experiencia sí he recibido apoyo de muchos cubanos, lo cual no ha impedido que yo haya y esté pasando mucho trabajo pues comenzar desde cero en un nuevo país implica pasar por un traumático proceso de adaptación.
Aquí en el sur de la Florida, donde vivo, existe una gran comunidad cubana que es solidaria y que nos ha acogido a muchos de nosotros. Aquí me he vuelto a reencontrar con viejos amigos y he recibido su ayuda. También he hecho nuevas amistades con personas admirables que me han ayudado mucho.
¿Se ha sentido arropado por el exilio histórico de Miami?
He tenido el honor de conocer a muchos miembros del exilio histórico y de ser invitado a varias de sus actividades.
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