Spirit Airlines, conocida por liderar el modelo de viajes aéreos de bajo costo en Estados Unidos, anunció en un comunicado este lunes que se declara en bancarrota.
La medida llega después de años de dificultades económicas marcadas por pérdidas crecientes, un intento fallido de fusión con JetBlue Airways y el impacto de la pandemia en la industria de la aviación.
Sin embargo, la aerolínea asegura que continuará operando vuelos con normalidad mientras avanza en su proceso de reestructuración.
Causas detrás de la crisis financiera de Spirit
La empresa, con sede en Florida, ha estado enfrentando desafíos financieros desde 2019, agravados por la pandemia.
Durante este tiempo, los costos operativos se dispararon y un retiro de motores defectuosos dejó en tierra a decenas de sus aviones, según reseña hoy la prensa estadounidense.
A esto se suma la caída de las tarifas en el mercado interno de Estados Unidos y el cambio en las preferencias de los consumidores, quienes ahora priorizan experiencias más cómodas, incluso a mayor costo.
Además, la cancelación de su adquisición por parte de JetBlue, bloqueada por un juez federal por razones antimonopolio, dejó a Spirit sin la oportunidad de estabilizar sus finanzas a través de una fusión.
Las complicaciones económicas de Spirit se intensificaron con la presión de renegociar más de 1,100 millones de dólares en pagos de deuda que vencen el próximo año.
Además, la aerolínea ha registrado pérdidas por más de 2,500 millones de dólares desde 2020 y, solo en la primera mitad de 2023, acumuló una pérdida adicional de 335 millones.
Para mantenerse operativa, Spirit ha vendido aviones y reducido rutas, generando 519 millones de dólares en liquidez con la venta de 23 aeronaves Airbus.
Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes, y la compañía ya ha despedido a cientos de empleados en un intento por controlar los costos.
Impacto en los pasajeros y continuidad de operaciones
A pesar de sus dificultades, Spirit Airlines aseguró que los clientes no verán interrupciones en sus vuelos ni en su capacidad para hacer reservas o utilizar puntos de fidelidad.
El director ejecutivo de la aerolínea, Ted Christie, envió un mensaje tranquilizador a los usuarios,
“Lo más importante que hay que saber es que se puede seguir reservando y volando ahora y en el futuro”, dijo.
Spirit confía en que podrá salir de la protección por bancarrota en el primer trimestre de 2025. La bancarrota brinda a Spirit una oportunidad para reorganizarse, reducir costos y posiblemente explorar nuevas fusiones o colaboraciones.
El Capítulo 11 del Código de Bancarrota de los Estados Unidos permite a empresas e individuos reorganizar sus deudas bajo la supervisión de un tribunal, mientras continúan operando.
A diferencia de la liquidación del Capítulo 7, este proceso busca dar tiempo para renegociar términos con los acreedores, reducir deudas o ajustar pagos, presentando un plan de reorganización que debe ser aprobado por el tribunal y los acreedores. Durante el proceso, se activa una protección automática que detiene temporalmente las acciones de cobro de los acreedores.
Aunque es una herramienta útil para evitar el cierre de negocios y resolver problemas financieros complejos, el Capítulo 11 es costoso, puede tomar mucho tiempo y depende de la viabilidad del plan propuesto. Si el plan no prospera, la empresa o individuo podría enfrentarse a la liquidación de sus activos.
En el caso de Spirit, la aerolínea confía en su capacidad para adaptarse y continuar siendo una opción para los viajeros que buscan vuelos económicos.
Mientras tanto, los clientes deben estar atentos a posibles ajustes en los horarios o cambios en la operación, aunque por ahora Spirit asegura que continuará ofreciendo su servicio habitual sin interrupciones.
Spirit fue pionera en ofrecer tarifas bajas con cargos adicionales por servicios, un modelo que revolucionó el mercado de viajes económicos.
Aunque esta estrategia fue popular entre los clientes que buscaban ahorrar, la competencia de aerolíneas más grandes y los cambios en el mercado posterior a la pandemia limitaron su capacidad para seguir siendo rentable.
A pesar de innovaciones como asientos más espaciosos y paquetes de tarifas combinadas, Spirit no logró recuperar la estabilidad financiera.
El futuro de Spirit Airlines dependerá de su capacidad para superar las restricciones actuales, mantener la confianza de los consumidores y adaptarse a un mercado que exige cada vez más calidad y competitividad.
La declaración de bancarrota no marca el final de su operación, sino un intento por salvar una marca que ha sido icónica en el segmento de bajo costo en Estados Unidos.
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