"¿Y los que no tienen sopa?": Sacerdote cubano pone el dedo en la llaga durante un apagón

“Hoy mientras hacía mi sopa en la oscuridad alumbrado por la luz de la hornilla de gas pensaba: ¿y los que no tienen gas? ¿Y los que no tienen sopa? ¿Y los que ni siquiera tienen móvil para atrapar ese instante de intrepidez enorme que es verte cocinando en medio de la nada? ¿Y los que no tienen agua? ¿Y los que no tiene voz? ¿Y los que tienen miedo?”, se preguntó el padre Lester Rafael Zayas Díaz.

Cocinando en medio de un apagón en Cuba © Facebook/Lester Rafael Zayas Díaz
Cocinando en medio de un apagón en Cuba Foto © Facebook/Lester Rafael Zayas Díaz

La tragedia cotidiana que sufren millones de cubanos en la isla, privados de lo más elemental para subsistir, sale a la luz día a día en espacios virtuales, donde la población y figuras prominentes de la sociedad alzan sus voces ante la realidad que los ahoga y amenaza con robarles hasta el último hálito de vida.

El padre Lester Rafael Zayas Díaz, sacerdote en la Iglesia Parroquial de la Santísima Trinidad, en la provincia de Sancti Spíritus, compartió con feligreses y seguidores una estremecedora reflexión que refleja el crítico contexto en que sobrevive el pueblo de Cuba.

Captura de Facebook/Lester Rafael Zayas Díaz

Hoy mientras hacía mi sopa en la oscuridad alumbrado por la luz de la hornilla de gas pensaba: ¿y los que no tienen gas? ¿Y los que no tienen sopa? ¿Y los que ni siquiera tienen móvil para atrapar ese instante de intrepidez enorme que es verte cocinando en medio de la nada? ¿Y los que no tienen agua? ¿Y los que no tiene voz? ¿Y los que tienen miedo?”, se preguntó el cura, preocupado por las carencias que sufre la población desprotegida y sin recursos, en medio de la peor crisis del país, y la imposibilidad de expresarse libremente por el temor a la represión del régimen.

“No, no me considero un privilegiado a la luz de esta hornilla mientras mi sopa hierve. Me siento más bien parte de un gran silencio y un gran dolor que nos está matando”, confesó el párroco en su meditación, a propósito de las penurias que hoy golpean a los cubanos: escasez de alimentos, apagones permanentes, falta de agua y de combustible para cocinar, carencia de medicinas y de atención médica de calidad…

Sus desgarradoras palabras tuvieron eco en decenas de personas que reaccionaron o expresaron su coincidencia con el mensaje del religioso.

“¿¿¿¿Y los que no tienen???? Aquí nadie tiene -obvio, el pueblo-, se nos ha privado de la vida, es lo primero que no tenemos”, subrayó una mujer.

“Esas preguntas también las hago. Hay gente muriendo”, lamentó otra, a lo que respondió una tercera: “Muriendo estamos todos, los que contamos con algo más tambien. La lucha por la sobrevivencia nos agota”.

Mientras, esperanzados en que los tiempos de miseria acabarán de una vez en Cuba, dos hombres no dudaron en afirmar: “La noche no será eterna”.

El padre Zayas, quien sirvió hasta julio en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en el Vedado, La Habana, denunció reiterados robos y actos vandálicos en el templo, probablemente con el único fin de intimidarlo, al ser una de las figuras de la iglesia críticas de los males y problemas del país y las vicisitudes que padece el pueblo.

Zayas fue uno de los 15 sacerdotes católicos que en 2021 firmaron una petición de no represión, previo a la Marcha Cívica por el Cambio que organizó la plataforma Archipiélago para el 15 de noviembre. Ha sido uno de los representantes de la iglesia cubana vigilados por la Seguridad del Estado.

En su homilía del 24 de diciembre de 2023, víspera de Navidad, fue rotundo al afirmar que él no es “un cura político” y dejó claro que sus intereses no incluyen tales pretensiones, pero no podía evitar tocar temas duros de la realidad cubana en su misa, porque es en lo real donde se encuentra a Dios.

En esa ocasión, manifestó su duda sobre qué debía decir a un pueblo que vive en la oscuridad y la desesperanza. “Les confieso algo, tal vez esta homilía sea la que más trabajo me cueste pronunciar desde que inicié mi ministerio sacerdotal. ¿Qué se puede decir a un pueblo desesperanzado, a la luz del Evangelio de Jesucristo?", se preguntó.

Lo real nos duele, la realidad nos pesa, lo que tenemos delante nos cuesta. (...) Dios vino a un mundo en crisis y sigue viniendo a un mundo en crisis. Las crisis nos hacen fuertes, hacen que pongamos el valor de lo fundamental en lo auténticamente valedero”, subrayó.

Casi un año después de la vibrante homilía del sacerdote católico, la crisis en Cuba ha alcanzado niveles alarmantes, afectando cada aspecto de la vida diaria de sus ciudadanos. Desde apagones constantes y prolongados -o más bien, “alumbrones”-; falta de alimentos, medicamentos, e incluso, agua potable; una inflación galopante; aumento de la delincuencia y la inseguridad... hasta la represión política que limita la libertad de expresión, el país atraviesa una de las peores situaciones socioeconómicas en décadas.

Los cubanos están atrapados en un agobiante panorama de miseria y desesperanza. Las condiciones económicas y sociales se deterioran cada día más, con un sistema y gobernantes incapaces de proporcionar lo más básico, solucionar los problemas y frenar el declive del país.

Muchos encontraron en la migración la única salida al calvario, y han protagonizado el mayor éxodo de la historia de Cuba. Hoy cientos de miles de cubanos buscan en otros países las oportunidades que les niega el régimen socialista impuesto a la nación. A la par, las voces de protesta que surgen dentro de la isla son rápidamente acalladas por un régimen ilegítimo que se aferra al poder.

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