Pareciera que todos los muros y solares yermos de La Habana no bastan para servir de soporte al joven artista callejero Yulier P. Quien conoce de sus cientos de murales y grafitis, ya sea desde la admiración, el asombro o el rechazo, se pregunta de dónde sacará las energías para la creación de ese universo de seres “raros” y fantasmagóricos pero que, desde una aparente irrealidad, hurgan en los territorios más oscuros del ser humano, y del espacio físico donde habita y libra sus batallas cotidianas.
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