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En el centro histórico de la ciudad de Matanzas, frente al parque de la Libertad, se encuentra la Botica Francesa de Ernesto Triolet, que guarda alrededor de cinco millones de piezas reveladoras de los secretos de la farmacia de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX.
Entre los tesoros patrimoniales se cuentan los estantes de madera tallada de la vetusta institución preservan artísticos potes que contenían tinturas, ungüentos, pomadas y elíxires para curar diversas dolencias. Así, el aroma de esencias de anís, plátano, eucalipto y piña se combina con el aroma del cedro de la portentosa estantería.
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Entre las colecciones más representativas destacan las porcelanas francesas, etiquetas de todo tipo y muestras del herbario medicinal; así como piezas de arte y vitrales. Todos estos atractivos provocan la asistencia de más de cuarenta mil visitantes al año.
Subiendo por la escalera de mármol el visitante encuentra, en el piso intermedio, el taller de vitrales que maneja la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, y más adelante se accede a la segunda planta, donde se mantienen los espacios y muebles de los dueños de la botica.
La Botica Francesa nació de la unión entre la familia cubana Figueroa y la francesa Triolet. Juan Fermín Figueroa, quien era conocido como “rey de boticas de Cuba”, hace un viaje a Francia y conoce allí a Ernesto Triolet Lelievre, a quien invita a venir a Cuba. Ernesto se enamora de doña Justa de Figueroa, se casa con ella y juntos fundan esta botica, el primero de enero de 1882.
Muy reconocida en Cuba por la seriedad en la preparación de los medicamentos y la presentación del producto, la Botica Francesa de Matanzas comercializó productos con Francia, Alemania, Italia, China y otros países.
El lugar alcanzó notabilidad con la participación en la Exposición Universal de París en el año 1900. El doctor Triolet llevó once productos patentados por él y obtuvo una Medalla de Bronce, que forma parte de las piezas del museo. Entre los productos que llevó se encontraba el Jarabe Café, un Compuesto para el asma y la tos, un remedio para la caída del cabello y otro para los callos.
La Botica Francesa o Museo Farmacéutico posee la condición de Monumento Nacional y el Premio de Restauración en 2008. Fue abierta al público como museo el primero de mayo de 1964.
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