Un cliente habitual del restaurante La Romagnola, en Ciego de Ávila, que suele comprar pizza en sus portales, quedó sorprendido y molesto cuando un día la dependienta le comunicó que el precio había subido de cinco a seis pesos con 60 centavos por “órdenes de la administración”.
Su caso fue reflejado por la Agencia Cubana de Noticias (ACN), que reconoció que casos como éste suceden a diario en la Isla.
Es cierto que a partir de abril se actualizó la lista de precios máximos para la gastronomía, pero las nuevas tarifas son de aplicación siempre y cuando el usuario coma sentado dentro del restaurante, no si compra el producto en el portal donde, en el caso de la pizza, mantiene su valor de cinco pesos.
“No existe un sólido marco legal y un reglamento para la protección al consumidor, como tampoco se vela todo lo que debiera porque se cumpla con lo establecido en las normas de elaboración de los productos sólidos y líquidos que ingiere la población”, añadió la publicación.
El incremento de los precios en la gastronomía estatal es común en todo el país, por una causa u otra. Hace solo unos días CiberCuba denunciaba la costumbre de las autoridades del sector, palpable en ciudades como Santa Clara, de utilizar como pretexto una ligera remodelación de un local para subir los precios de sus productos.
En la capital las autoridades cubanas también pretenden revivir la oferta estatal de restaurantes y cafeterías mediante la apertura de locales que llevaban años cerrados.
En diciembre del pasado año reabrió sus puertas la pizzería Cinecittá, de 23 y 12, en el Vedado, pero antes habían sido reinaugurados el Siete Mares, El Cochinito, el Mónaco, el Pío Pío de L, Trastevere, las pizzerías Doña Rossina y Montecatini y la conocida heladería Ward, entre otros.
Lo que sí seguían manteniendo todos era un viejo problema: el servicio demorado.
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