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"Me llamo Jannette, pero si me dices Maikel, no me pongo brava". Éste es el testimonio de una transexual cubana, nacida y criada en el barrio pinareño de Ceferino Fernández, conocido popularmente como El Capó. Ella debe un gran favor a Mariela Castro. Gracias a la intervención del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), que dirige la hija de Raúl Castro, puede ir a trabajar vestida de enfermera, pese a que el reglamento laboral de Cuba prohíbe el travestismo.
Jannete cuenta en declaraciones al diario oficialista Guerrillero, que comenzó a fijarse en los hombres cuando apenas tenía 11 o 12 años. Su madre y su hermana se preocuparon al principio, pero con el tiempo se lo tomaron con deportividad. Su padre aún no ha digerido la noticia.
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Con 16 años a Jannettte le diagnosticaron VIH, por lo que pasó la mayor parte de su adolescencia encerrada en el sanatorio La Conchita. Fue ahí donde descubrió la transexualidad.
Al principio empezó a salir vestida de mujer a escondidas, para no darle un disgusto a su familia. La primera vez fue "extraña". No se sentía segura con la peluca, los tacones y la saya corta. Le aterraba que la reconocieran por ahí. Desde el principio vio normal que le gritaran barbaridades en la calle. Luego se acostumbró a ellas.
Al salir del sanatorio La Conchita, se hizo enfermero. Iba a trabajar con ropa de hombre y por la noche, con la oscuridad, volvía a ser ella misma. "Mantuve mi doble personalidad porque el reglamento laboral en Cuba no admite que los profesionales se travistan", explica.
Pero Jannette se fue a ver a Mariela Castro en el Cenesex y ella interfirió y le permitieron ir a trabajar con cofia y vestido, acorde a su identidad.
Jannete o Maykel Jannete, como tampoco le importa que la llamen, coordina la red de personas trans del centro de prevención de VIH /sida en Pinar del Río. Ella sueña con ser alguien grande en la vida. "Quien no me quiera aceptar, se lo pierde", suelta a bocajarro.
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