La Habana, 30 may (EFE).- El vencimiento de unas 1.445 toneladas de pulpa de mango y guayaba producidas entre 2015 y 2016 en una fábrica estatal de conservas ha puesto al descubierto "brechas en el control de los bienes del Estado" cubano, que sufrió daños por más de 2,2 millones de pesos, denunció hoy la prensa oficial de la isla.
En un amplio reportaje titulado "Toneladas de irresponsabilidad", el diario estatal Granma analizó las razones de la pérdida de cantidades de producto "suficiente para llenar una piscina o para darle 1,2 litros a cada habitante de Pinar del Río", provincia occidental donde se encuentra la otrora poderosa industria.
La noticia se difundió, además, en un momento en que las autoridades del país tratan de impulsar la producción nacional de alimentos para sustituir las importaciones, que anualmente cuestan a las arcas cubanas unos 2.000 millones de dólares.
El órgano del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal) indicó que debido a las serias afectaciones económicas "el asunto de las pulpas vencidas se consideró un presunto hecho delictivo, por el incumplimiento del deber de preservar los bienes en entidades económicas".
Actualmente, se encuentra abierto un proceso penal debido a las severas afectaciones económicas, cifradas en 2,2 millones de pesos.
Granma no especifica quienes serían los imputados ni explica si el monto de las pérdidas es solo en pesos cubanos (CUP) o si incluye también el CUC (divisa cubana equivalente al dólar), que circula junto al CUP debido a la dualidad monetaria vigente aún en la isla.
Para ilustrar mejor las críticas, el diario incluyó una fotografía del "caos en los almacenes de La Conchita", donde se ven decenas de latas volcadas y abiertas de las que sale la pulpa, materia prima principal para los jugos, las cremas y las mermeladas destinadas a la venta minorista y el turismo.
Entre las principales causas de esta "irresponsable situación", los auditores cubanos señalaron el "hacinamiento de los productos", la "falta de mecanismos para la rotación" en el almacén, las roturas de la cocina principal -más de dos años en reparación-, y la falta de envases, de los que se recibió solo el 37 % del total necesario.
"Se nos unieron tres paralizaciones (de plantas de la fábrica), con una mayor entrada de mango y sin un respaldo de latas", explicó el jefe del departamento contable y financiero de La Conchita, Miguel Ángel González.
La comprobación indicó además que existían filtraciones y falta de ventilación en el almacén central, lo que "aceleró el proceso de descomposición de las mercancías".
"Lo más preocupante, sin embargo, fue la poca gestión para darle algún destino a una cantidad enorme de pulpas, antes de que se vencieran", insiste Granma.
En total fueron 645,5 toneladas en "envases abombados por la descomposición" vendidos como alimento animal a "un precio muy inferior al que la industria había pagado por el mango y la guayaba utilizada".
Otras 52,9 toneladas "ni siquiera pudieron aprovecharse como alimento animal debido a su deterioro, por lo que se indicó arrojarlas en el vertedero municipal", especificó el reportaje.
Sin embargo, hoy Granma apunta que la situación en La Conchita es distinta.
La directiva de la fábrica decidió vender 1,475 toneladas de pulpa pertenecientes a la cosecha de 2017 a otras entidades para disminuir inventarios y se estabilizó la disponibilidad de envases.
En la fábrica se organizaron tres turnos para trabajar las 24 horas, se "destrabó todo" y La Conchita logró producir y vender 966 toneladas de mermelada concentrada, "mucho más de lo que había facturado en el 2017, el 2016 o el 2015". EFE
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