Desde mediados del mes de abril se cancelaron las operaciones de glaucoma y cataratas en el hospital Arnaldo Milián Castro de Villa Clara. Los graves problemas eléctricos que arrastra la mayor unidad asistencial de la provincia, han dejado paralizados los quirófanos de oftalmología, y cientos de pacientes aguardan resignados el momento de recuperar su visión.
Desde hace unos cuatro años son recurrentes las interrupciones de fluido eléctrico en distintas áreas del Milián, pero el 24 de abril pasado quedaron canceladas todas las operaciones previstas de glaucoma y cataratas.
Roturas y averías eléctricas en el ala derecha del hospital impiden la climatización de los salones y, por lo tanto, no se han logrado retomar las actividades programadas.
Según información ofrecida por un miembro del consejo académico de dicho hospital, mil 725 pacientes han debido aplazar su operación, y la gran mayoría de ellos son de la tercera edad, pues se trata de afecciones con mayor prevalencia entre los ancianos.
«En esa relación sólo se contabilizan los pacientes a quienes se les programó una cirugía con anterioridad, pero son muchos más los que han concurrido hasta nuestra institución sin que se le haya fijado una fecha de ingreso, debido a la situación actual», indicó la fuente.
También explicó que desde hace aproximadamente dos años se viene trabajando de manera parcial, pues solo uno de los quirófanos podía ser utilizado, debido a idénticos problemas con la electricidad o irregularidades con el suministro de agua.
Ahora los pasillos y salones de espera que normalmente destacan por el hacinamiento de pacientes se encuentran en el más absoluto silencio, el mural informativo solo brinda efemérides y consignas políticas, y una escueta nota en la taquilla de información sentencia: “hasta nuevo aviso”.
Ese es el aviso que espera Adelina Martínez, una abuela de 71 años, residente en el municipio montañoso de Manicaragua, uno de los pacientes que encabeza la lista: «Esto no es nuevo, hace exactamente un año atrás fue la misma historia, me cansé de dar viajes con mi hija y al final decidí no operarme. Pero me estoy quedando ciega, y tuve que volver a intentarlo», explica con evidente tristeza.
Rolando Fleites también espera devolverle la vista a su padre, que sufre de cataratas y además es limitado físico motor: «Cada lunes llamo a la doctora para ver si la situación sigue igual o se arregló todo. En caso de que se retomen las operaciones debo sacar vacaciones en el trabajo, suspenderle el tratamiento del cardiólogo, repetirle el chequeo preoperatorio, y traerlo desde el campo... todo eso corriendo porque tiene que ser en menos de 24 horas. Es una carrera con obstáculos, pero en el caso de mi viejo con los ojos cerrados», bromea con una sonrisa trágica.
«Por la televisión nos hablan de las maravillas de nuestro sistema de salud, y nos dicen que en Venezuela hemos devuelto la luz a millones de personas con la Operación Milagro, pero nosotros también necesitamos un milagro aquí», concluye.
En la madrugada del 1 de septiembre de 2015 el sistema eléctrico del hospital Arnaldo Milián sufrió una avería eléctrica de grandes magnitudes, incidente que obligó a trasladar incluso a los pacientes de cuidados intensivos para otras unidades asistenciales del territorio. En aquella oportunidad ni los grupos electrógenos de emergencia funcionaron, dejando al hospital en un verdadero caos.
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