El desabastecimiento de las farmacias cubanas, que dura ya tres años, ha disparado el precio de los medicamentos en el mercado negro. Desde que en 2015 el Grupo Empresarial BioCubaFarma, encargado del suministro de medicinas, empezó a sufrir la escasez de materias primas y bajó su producción, las colas en las farmacias cubanas y la reventa por la izquierda han ganado terreno. Ni siquiera el estricto control de las recetas médicas ha puesto freno a la crisis y a la subida de los precios.
Así, por ejemplo, las vacunas anticonceptivas medroxiprogesterona, que protegen del embarazo durante nueve meses, y que cuestan 11 pesos cubanos en las farmacias, al estar en falta se pagan a 5 CUC la inyección en la reventa. O sea, multiplica por 11 su precio, según informa la Agencia Cubana de Noticias.
"Tienen que aparecer, de dónde voy a sacar tanto dinero", se lamenta una guantanamera que necesitaba las inyecciones porque no quiere tener otro hijo.
Los precios desorbitados de las medicinas han llegado incluso al programa humorístico Vivir del Cuento. Pánfilo no consigue las medicinas que necesita en la farmacia, pero una revendedora se los ofrece por 180 pesos.
A la prensa oficialista no le ha quedado más remedio que reconocer que la industria farmacéutica cubana no se ha recuperado de la falta o baja cobertura de la mayoría de los 801 medicamentos incluidos en el cuadro básico sanitario cubano.
La explicación es la misma de hace tres años: no hay dinero para pagar a los proveedores y la culpa es del embargo económico de Estados Unidos. Si bien se anunció que el problema estaría resuelto a estas alturas del año, las farmacias siguen desabastecidas.
Detrás de la reventa, están, según la ACN, "la complicidad de los trabajadores de las farmacias"; el "indiscriminado otorgamiento de recetas" y los acaparadores.
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