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Los funcionarios de inmigración comunicaron ayer jueves a Francisco Javier González (37 años) ―gerente de un restaurante en Palm Beach y residente hace 20 años en EE.UU.― que no sería deportado la semana próxima, tal como estaba previsto.
Hace menos de tres semanas el Servicio de Inmigración y Aduanas entregó a González un monitor de tobillo y le ordenó que regresara el martes con un pasaje de avión a México que fuera solo de ida.
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Un medio de prensa local indica que la buena noticia de la suspensión temporal de su deportación la recibió González en la tarde de ayer, con una llamada a su trabajo, el restaurante Pizza Al Fresco.
En declaraciones posteriores a la prensa, el inmigrante mexicano -sin antecedentes penales, casado con una norteamericana y con tres hijas de 10, 7 y 5 años- ha expresado agradecimiento a quienes siguen su caso, firmantes muchos de ellos de una petición en change.org que ya alcanza las 125 mil firmas y que pide la anulación de su orden de deportación.
"Realmente quiero agradecer a todos mis seguidores, realmente hicieron una diferencia en mi caso", precisó González.
Francisco Javier González espera ahora una actualización de un tribunal federal donde su abogado presentó una petición a principios de esta semana, solicitando que la corte evite que ICE ponga a González bajo custodia.
La batalla de González con las autoridades de inmigración se deriva de una orden de expulsión que se emitió tras ingresar a Estados Unidos desde México con lo que él pensó era una visa válida, hace unos 20 años.
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