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"Con todo el mundo botando basura así al río, a dónde vamos a parar"

El trabajo de recogida de los desechos vertidos al río Almendares es totalmente manual y primitivo: uno de los operarios se dirige en bote hasta la mitad de cauce, poco a poco, empuja los desechos con un palo y los arrastra hasta la orilla.

Río Almendares © IPS Cuba
Río Almendares Foto © IPS Cuba

Este artículo es de hace 5 años

La Habana, 17 jul.- Animales, troncos, botellas de plástico y restos de envases viajan aguas abajo por el río Almendares, el más importante de esta capital. Sin embargo, no llegarán a la desembocadura porque una trampa experimental les impide seguir contaminando el mar.

Rangel Calzado y Reinaldo Leal, operadores de la Unidad de Saneamiento Básico del municipio de Marianao, son los encargados de sacar los desechos de la trampa y depositarlos en un gran contenedor, que son luego evacuados mediante un camión.

El trabajo de recogida es totalmente manual y primitivo: uno de los operarios se dirige en bote hasta la mitad de cauce, poco a poco, empuja los desechos con un palo y los arrastra hasta la orilla.

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Allí su compañero de labor estira una manta y con un jamo hecho de una vieja careta de ventilador va colocando los desechos sobre la lona y los traslada hacia un depósito.

“La labor de nosotros es limpiar la trampa para que esta basura no vaya a parar a la desembocadura”, dijo Calzado.

Leal agrega: “todos los días venimos en el bote y sacamos un poco, pero es mucha cantidad para dos hombres, sobre todo los días de lluvia. Esto requiere por lo menos de seis personas”.

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Todos los días venimos en el bote y sacamos un poco, pero es mucha cantidad para dos hombres, sobre todo los días de lluvia. Esto requiere por lo menos de seis personas

Cuentan que realizan desde hace unos dos meses esta labor en la trampa, una de las dos que incluye el experimento. La otra, comentan, es para la bahía de la Habana.

El sistema es sencillo. Se trata de tramos de polietileno de alta densidad que se colocan horizontalmente de orilla a orilla, empatados por otros, más cortos, que se ubicaron verticalmente.

Con ese método,quedan atrapadoslos desechos sólidos que flotan a unos 50 centímetros de profundidad desde la superficie.

Los operarios indican que encuentrancualquier cosa: desde cadáveres de pollos, perros, carneros y chivos, hasta cocos y calabazas. También abundan las botellas de varios materiales, latas,cazuelas, pedazos de poliespuma, ramas y troncos.

Calzado y Leal dicen recordar con cierta nostalgia y mucho pesar cómo era antes el Almendares.

“Tiempos atrás esto que se ve hoy aquí no existía. El río no estaba así de sucio con todas esas cosas flotando… uno alquilaba los botes en el parque Almendares para remar y no veía eso. Ahora, con todo el mundo botando basura así al río, adónde vamos a parar”, apunta Calzado.

Tiempos atrás esto que se ve hoy aquí no existía. El río no estaba así de sucio con todas esas cosas flotando… uno alquilaba los botes en el parque Almendares para remar y no veía eso

La contaminación del afluente tiene larga data.

En sus orillas operaron durante décadas papeleras, industrias de materiales de la construcción y de producción de helado, entre otras, eliminadas hace unos años para frenar la contaminación.

Comunidades a sus orillas todavía hoy vierten sus desechos directamente al río, pues no cuentan con otro sistema para evacuar las aguas negras.

Bautizado como Casiguaguas por los aborígenes que poblaron Cuba antes de la conquista española, el río ha tenido en diferentes épocas diversos proyectos para su saneamiento, pero hasta ahora no se han eliminado todos los vertimientos directos.

Primeras capturas

Varios hallazgos parecen indicar que la trampa está rindiendo los primeros frutos.

El pescador Julio Álvarez, de 69 años, quien captura por esta zona casi todos los días, comenta: “esto es bueno, porque la basura no pasa para el mar ni interrumpe tampoco las embarcaciones de paseo del parque”.

Hace poco encontró algo extraordinario por primera vez en años: un gallego, un ejemplar de una especie marina.

Trabajadores del Parque Almendares y otros pescadores interpretan estos hallazgos como una señal de recuperación del río.

Entre la desembocadura y el parque, hay una distancia de 700 metros “y se han obtenido algunas especies de mar, lo que quiere decir que el río está enriquecido en oxígeno y que las especies del mar están subiendo casi 700 metros río arriba”, dice un trabajador del parque, que no quiso identificarse.

Esto indica que la trampa ya está cumpliendo un objetivo y ha mejorado la calidad del río pues “el fondo tiene menos sedimentos de desechos y metano”, detalla.

Se proyecta ampliar la brigada de saneamiento, de manera que incluya personas para la clasificación de lo que se recoja en categorías como basura, madera y desechos plásticos, que se reciclarían, con el consiguiente efecto económico para los operarios. (2018)

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