Historias de repatriados a Cuba

¿Eres tú un repatriado o estás pensando iniciar el proceso, sea por la razón que sea? Cuéntanos tu historia.

Aeropuerto de La Habana © CiberCuba
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Este artículo es de hace 6 años

Repatriación fue una palabra de moda entre la comunidad de cubanos emigrados y residentes en diferentes partes del mundo. Por supuesto, sobre todo en Estados Unidos.

Las últimas modificaciones a las normas migratorias cubanas, todavía bajo el mandato de Raúl Castro, flexibilizaron las exigencias para que los cubanos e incluso sus hijos nacidos en el exterior pudieran optar por derechos en la isla, que jamás debieron perder.


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La repatriación abría nuevas perspectivas: por un lado, permitía regresar a vivir legalmente en Cuba a aquellos que habían emigrado con categoría de “salida permanente del país”, una definición que les retiraba la condición de cubano junto con todos sus derechos; por otro lado, permitía seguir residiendo en el exterior, pero les eran devueltos ciertos beneficios como acceder a la salud gratuita de Cuba, comprar propiedades en el país o trabajar en cualquier empresa nacional.

Sobre todo, un apetecible derecho que le era otorgado al repatriado era la posibilidad de transportar a Cuba un “menaje de casa”, entiéndase todos los artículos, enseres, muebles y electrodomésticos que en teoría necesitaría el repatriado para volver a vivir en la isla.

Según cifras que maneja la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en Cuba, solamente en los últimos dos años se han repatriado 25 mil 176 personas. Desde luego, un porciento muy elevado de ellos ha optado por no regresar a vivir en Cuba aunque sí ha aprovechado la ventaja económica de transportar estos “menajes de casa” libre de impuestos, con los cuales han podido sacarse sustanciales réditos económicos.

Otros, como el cubano Sucre Fernández, sí se han repatriado con todo. Este habanero de 43 años aguantó solo ocho meses en Miami luego de cruzar la frontera mexicana. Según él, viviendo con dos hermanos en Miami comprendió “cómo las personas caen en la trampa del consumismo que te obliga a trabajar cada día más y más sin dormir en paz”. Desde principios de 2016 vive nuevamente en Cuba.

Las experiencias de cubanos repatriados son tan extensas como complejo analizar los pros y contras de una decisión que, en caso de llevarse a cabo totalmente, implica regresar a residir en la isla.

Aun cuando no es un requisito residir en Cuba mientras se lleva a cabo el proceso de repatriación, ni es tampoco obligatorio regresar a Cuba una vez oficializado el nuevo status, lo cierto es que una de las intenciones explícitas de la flexibilización en el proceso de repatriación era buscar que parte de la mano de obra profesional cubana rergesara al país.

Desde 2015 el gobierno cubano ha invitado por diferentes vías a los médicos y deportistas que “desertaron” de “misiones” en el exterior a regresar al país. Les prometió cero represalias, cero castigos, y una reinserción inmediata en sus puestos de trabajo.

En función de facilitar esta decisión, se eliminaron anteriores requisitos para la Repatriación como ser mayor de sesenta años o encontrarse gravemente enfermo o desvalido económicamente.

Sin embargo, el camino de quienes han decidido regresar a vivir a Cuba optando por la repatriación no siempre ha sido color de rosa.

Lidia -nombre falso elegido por una entrevistada de CiberCuba que prefirió el anonimato- regresó a Cuba en 2011 luego de haberse ido en 1998 a España. La crisis española le hizo replantearse el regreso, y emprendió el viaje de vuelta ahora con su hija de 14 años y su esposo español.

Duró dos años y medio.

A pesar de que Lidia confiesa que los trámites para sacar nuevamente carné de identidad y la libreta de abastecimiento fueron muy simples, pronto se daría cuenta de que había sido un error.

“Mi hija no se adaptaba, mi esposo no podía con tantas trabas y burocracia y escasez. Aquello es irracional. La falta de derechos, las reuniones absurdas, tanta hipocresía. En mi edificio, la más chivatona es la más negociante”, dijo a CiberCuba Lidia, de vuelta a España.

A pesar de que también existen historias de quienes confiesan haberse repatriado y vivir hoy más felices y enamorados de Cuba que nunca, bien podrían sacarse factores comunes en un proceso que presenta demasiados claroscuros como para invitar a hablar en serio sobre inmigración a la inversa. O sea: inmigración de regreso.

En primer lugar, la ausencia absoluta de un marco jurídico que proteja las inversiones de aquellos cubanos que una vez viviendo en el capitalismo desean regresar a su país natal y montarse su propio negocio.

El caso de Nivardo Hernández y su esposa Zoila Pla, recientemente salido a la luz, refleja como pocos esa indefensión legal.

Nivardo se repatrió procedente de Estados Unidos. Se llevó a Las Tunas sus ahorros y pidió 100 mil dólares al Banco Popular de Ahorro cubano, para invertir en un negocio particular. “La Cascada”, la paladar que inauguraría poco después, marchaba de maravillas -según declaraciones de Nivardo y su esposa Zoila- hasta que una acusación de proxenetismo contra su suegra, de 68 años, echó por el suelo la inversión de los repatriados.

“No han podido probarle nada, las prostitutas que testificaron contra mi suegra ni siquiera pudieron precisar con exactitud cómo era la casa por dentro”, afirma Nivardo, quien no piensa ponérsela fácil al estado cubano: “A mí hay que matarme para sacarme de esta casa”.

Porque lo siguiente, es hacer efectiva la orden de decomiso de la vivienda que fue emitida casi al unísono con la condena de 3 años de prisión domiciliaria para la suegra de Nivardo.

La vivienda, conjuntamente con el restaurante que hay en ella, y toda la inversión hecha por parte de la familia, se esfumó en un juicio efectuado de manera exprés y sin causa real, según denuncian los afectados. Para ellos, todo se trata de quitarles la casa para dársela a alguien muy cercano a dirigentes locales.

Tampoco los derechos ciudadanos o las promesas que hiciera el gobierno para profesionales de la salud que decidieran repatriarse parecen tener garantías legales de ningún tipo.

La historia del estomatólogo Luis Ramón Martínez Pereda, repatriado en septiembre de 2015 luego de haberse escapado de Venezuela, es un testimonio preocupante de ese vacío legal en la protección de quienes opten por confiar en el regreso.

Según este dentista, que decidió repatriarse luego de vivir en Orlando y New Jersey, su vida fue un infierno luego de regresar a Cuba. Aunque en un principio le regresaron a su puesto en un policlínico, poco después perdió el trabajo por no tener carné de identidad: solo se lo devolverían cuando el proceso de repatriación, que en su caso sí fue largo y tortuoso, culminara.

Luis Ramón se vio atrapado en un laberinto burocrático donde nadie sabía qué hacer con un médico desertor y repatriado. Cuando se vio perdido acudió a la embajada estadounidense a pedir que le dejaran volver a suelo americano: le fue negado, solo había permanecido 11 meses en el país y no era residente aún.

Su repatriación, confiesa, fue el peor error de su vida.

La carencia de marco jurídico que vele por el cumplimiento de ese retorno de derechos a cubanos que una vez emigraron es el principal facilitador de abusos de poder: los repatriados no tienen a dónde acudir a reclamar.

Por otra parte, quienes opten por la repatriación ponen en riesgo ciertos beneficios que podrían estar recibiendo en Estados Unidos. Aun siendo ciudadano estadounidense, la ley americana prohíbe recibir ayudas de ingreso suplementario (SSI) para mayores de 65 años si estos residen en países como Cuba o Corea del Norte.

Para colmo, quienes opten por la repatriación sin tener todavía residencia estadounidense no pueden permanecer más de seis meses fuera de Estados Unidos. Además, el proceso para adquirir la ciudadanía americana podría afectarse si se confirma que el solicitante vive fuera del país.

¿Eres tú un repatriado o estás pensando iniciar el proceso, sea por la razón que sea? CiberCuba está interesado en contar tu historia. Escríbenos por e-mail a la dirección editores@cibercuba.com y haznos partícipe de cómo te ha ido a ti como cubano que optó por la repatriación. Pocos temas nos son más importantes que este según el cual los cubanos deciden probar cómo es regresarse sus derechos en la isla. Contáctanos… y cuéntanos.

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Ernesto Morales

Periodista de CiberCuba


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