Transcurría el caluroso verano dominicano durante los Juegos Panamericanos del 2003. Mi camarógrafo y yo visitamos la villa atlética para realizar uno de nuestros acostumbrados reportajes. Mientras filmábamos entró al pequeño recinto, que hacía las funciones de lobby, en uno de los pisos que ocupaba nuestra delegación, una mulata montando una bicicleta, “aterrorizando”a cuántos estábamos allí.
La expresión fue unánime: “tenía que ser Dalixia”, y todos reímos. Efectivamente, era una de las integrantes de la pareja del voly de playa, siempre activa, siempre sonriente, siempre haciendo locuras que a muchos gustan.
Pues, precisamente, es a la guantanamera nacida en noviembre de 1977, Dalixia Fernández, a quien traemos hoy a las páginas digitales de CiberCuba.
“Comencé a jugar voly de cancha a los 13 años en un área especial con el profesor Gregorio y luego con Over. A los 15, me captaron para la ESPA provincial; allí mis entrenadores eran Luis Jorge Sureña y Andrés Figueredo. No intervine en Juegos Escolares Nacionales; sí en dos Juveniles y en otros dos torneos nacionales de primera categoría.
“A los 17 años mi querido entrenador Andrés, con el cual mantengo las mejores relaciones y actualmente somos compañeros de trabajo, me comentó acerca del voly de playa, por entonces surgiendo en Cuba y en que me veía más posibilidades.”
¿Te costó trabajo abandonar la cancha, el tabloncillo?
“Yo no me sentía muy convencida de jugar playa; me gustaba la cancha, pero seguí su consejo. Ya en la Universidad, a los 18 años comienzo a entrenar esta nueva especialidad del voleibol; esta vez con Jorge Luis Silot, quien puso todo su empeño para que saliéramos adelante en este deporte a pesar de las adversas circunstancias.
“Él vivía en zona de playa y los fines de semana nos íbamos para su casa para poder entrenar. Los días de semana lo hacíamos en el cajón de salto de atletismo, donde poníamos una net y entrenábamos. Y en la Universidad me ponía trabajos individuales y la preparación física. El profe Silot fue quien me enseñó a volear con la exigencia de la playa y, al igual que mis anteriores entrenadores, me inculcó los valores que todo ser humano debe poseer: todo no es deporte en la vida.”
Yo recuerdo los inicios del voly de playa; por cierto, una disciplina que siempre tuvo muchísimos seguidores, y los países que no tenían playa o donde había mucho frío, construían canchas de arena para su práctica, en medio, incluso, de grandes urbes como ocurrió en los Juegos Olímpicos de Londres, por poner un ejemplo.
“En los años 1997 y 98, en los que intervine en dos campeonatos nacionales, llamo la atención del entrenador del equipo nacional de voly playa, Osvaldo Abreu, quien me habla para que me mantenga entrenando, pues él quería invitarme a prepararme con ellos en La Habana.
“Yo le dije que estaba bien, pero nunca pensé que su interés fuera tan grande. Ya en septiembre del 98 me mandó a buscar como invitada. Yo no tenía cama en el CEAR Giraldo Córdova Cardín, donde radicaba en aquel momento el voly playa, y tuve que quedarme en casa de una prima, hasta que Abreu con su esfuerzo y hablando con los dirigentes de ese momento, logró que me dieran una cama en la escuela.”
Pienso, a veces, cuando me dicen por qué afirmo que el deporte cubano es el mejor del mundo, en anécdotas como éstas. ¿Tengo razón o no?
“En el 99 comienza con nosotros como entrenador, además de Abreu, el mundialmente reconocido Orlando Samuel. Para ese entonces existían los llamados colaboradores extranjeros y al voly playa lo apoyaba un español muy querido por nosotros, Pepe Sierra, quien nos ayudó grandemente: ese mismo año fuimos por tres meses a jugar los torneos JB de España. ( Los JB eran como la liga española de voly de playa, que organizaba Pepe Sierra).”
¿Ya formabas parte del seleccionado nacional cuando hiciste ese viaje?
“No, no fue hasta el regreso que Samuel me lo comunica, que ya era matrícula oficial del CUBA. Y, un año después, en el 2000, surge oficialmente la pareja Tamara Larrea-Dalixia Fernández.”
Binomio que es lo mejor que ha tenido nuestro voly playero, aunque bueno es decirlo, se trabaja en nuevas figuras que están siguiendo los pasos de estas muchachas.
¿Se acoplaron bien? Por supuesto, no solo deportivamente sino en la vida
“Al principio fue difícil. Yo jamás había competido en Series Mundiales; Tamara sí, y cuando nos pusieron a entrenar juntas para ir a nuestro primer torneo que se celebraría en Brasil, a mí nada me salía bien, pero nada, bien.
“Imagínate, yo quería hacerlo bien porque estaba junto a Tamara, una figura ya establecida, experimentada, pero parece que eso me presionaba en los entrenamientos. Samuel y la psicóloga estaban preocupados, pero yo sólo les decía: 'todo está bien, yo me siento bien, estoy preparada para hacerlo'.
“¡Así llegó el momento! y quién te dice que Dalixia Fernández parecía que había jugado toda la vida: en el terreno parecía toda una experta, sin miedo a nada; me sentía fuerte, invencible, tranquila y lista para clasificar en aquella parada del circuito.
“Después de tantas preocupaciones que tenía Samuel, lo hice llorar de alegría, cargándome; me decía. 'guajira caray'.”
Puede decirse que a partir de ahí, la pareja Tamara-Dalixia fue una realidad, ¿verdad?
“Sí. A partir de ahí todo el mundo puso su confianza en nosotras para la clasificación de los Juegos Olímpicos de Sydney, incluyendo al español quien, como te dije, siempre se portó muy bien con nosotras.”
Yo recuerdo que muy pocos confiaban en que ustedes pusieran estar en la justa australiana.
“En efecto. Mientras nadie esperaba nuestra clasificación, nosotras seguíamos luchando sin pensar en eso, sólo mirábamos hacia delante y mientras los otros equipos estaban sacando cuentas todo el tiempo, de cómo iban los puntos (que se acumulaban por las competencias previas, y según el escalafón lograbas o no la clasificación), nosotras sólo pensábamos en la familia, en cómo salir mejor en el próximo torneo.
“El que sí sacaba cuentas era Samuel, pero nunca nos atormentaba con eso. Él sabía cómo hacer para sacar lo mejor de nosotras sin que nos diéramos cuenta. ¡Finalmente clasificamos!
“Yo no lo creía, aunque para mí, en aquel momento, era algo normal. No conseguía a ver la magnitud de lo que era clasificar para unos Juegos Olímpicos. Estaba contenta pero no valoraba en toda su magnitud la hazaña que habíamos conquistado.”
Hace semanas conversé con Tamara de vuestros principales logros. Asistir a tres versiones olímpicas: Sydney, Atenas y Beijing. Ser monarcas centrocaribeñas en Cartagena de Indias 2006; titulares continentales en Santo Domingo 2003; plata en los Panamericanos de Río 2007; cuartas en el Mundial de Berlín 2005; así como realizar magníficas actuaciones en circuitos mundiales, las sitúa en la cima del voly playa cubano en su rama femenina.
¿Consideras que es más difícil esta especialidad que la playa?
“Es mucho más difícil . En la playa son sólo dos atletas para todo un terreno; las exigencias técnicas son muy estrictas, casi hay que ser perfecto para poder dominar el balón en un ambiente al aire libre, con el sol, viento, lluvia, frío, la arena pesada. Hay que saber ahorrar mucha más energía.
“La preparación física es super fuerte. Hay que estar muy en forma para llegar a la excelencia junto con la parte técnico táctico. Este deporte requiere de mucha disciplina, entrega, voluntad, concentración. Hay que estar seguro de que es lo que se quiere porque es muy duro.
“Además, expones más la salud. Coger el sol día a día, sabemos el daño que hace a la piel y a los ojos, por mucho que te protejas con cremas y gafas. Pero, creo que lo que logré en la playa me hace olvidar todo eso.”
Después del retiro de Dalixia y Tamara así como de las parejas de varones que por años mayorearon este deporte en Cuba, hubo un descenso que, en estos momentos, experimenta un resurgir con los binomios Sergio – Nivaldo, quintos olímpicos en Río, los mejores resultados históricos para el Verde Caimán; y Leila – Maylén, quienes este año ya fueron ganadoras de un circuito Mundial.
¿Qué opinión te merece el voly de playa actual en Cuba?
“El desarrollo del voly playa en Cuba se había estancado un poco en el sexo femenino, pues desde nuestra época sólo se escuchan buenas noticias en los NORCECAS; pero ése no es nuestro nivel.
“El nuestro siempre estuvo en las Series Mundiales donde están 'los jerarcas'. Hace años estoy esperando un alegrón de las muchachas. Ya hace 10 años Tamara y yo no jugamos, y espero con ansias ese despegue estable.
“Escuché que comenzaron a participar en las Series Mundiales, importante paso de avance, pues es ahí donde ellas pueden alcanzar su nivel. Hay que meterse en la cabeza que la categoría la da las competencias grandes: pero no participar en tres, no, hay que jugar todo un año.
“Hay que arriesgarse, es en ese riesgo donde uno triunfa, hay que enviar a las muchachas y muchachos a todas las fases del circuito mundial. Sólo así lograremos hacer renacer aquellos tiempos donde el voly playa gozaba de una satisfacción enorme con sus resultados.
“Los varones, tras su actuación en Río, sí tienen un nivel muy bueno y se qué en los próximos Juegos Olímpicos subiremos a la cúspide porque habrá mucha más experiencia. Las muchachas tienen que sumarse a esa entrega y ese deseo que tienen los chicos y, juntos, conducir al voly playa a altos sitiales en el planeta.
“Como en los años de Francis - Milanés y Tamara – Dalixia, que los cuatro luchaban juntos y parecían uno. Yo confío: tienen una jefa (Mireyita Luis) que desde que llegó a nuestro deporte está luchando por sacarlo adelante y ha hecho muchas cosas. Ya es hora de retribuir eso con resultados, porque de nada vale que se hagan muchas gestiones y que los resultados no salgan.
“Espero que con estas participaciones en la Serie Mundial se produzca el total despegue, y creo que en los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla las medallas de oro no se les escape a las dos parejas”.
Casualmente, hablando con Mireyita, quien se encontraba en la Copa Panamericana en República Dominicana, nos dijo acerca de Dalixia: “es actualmente entrenadora y árbitro: un buen ejemplo de superación y entrega al deporte. Contribuye con su actitud al desarrollo de las actuales generaciones de voleibolistas de playa”.
¿Qué características le ves a los actuales mejores binomios cubanos?
“El masculino lo integran jóvenes disciplinados, entregados; están centrados en lo que quieren; son responsables y muy humildes. Las niñas no las he visto jugar mucho pero confío en que ya comenzarán a despuntar: necesitan entregarse en cuerpo y alma, trabajar más en la disciplina, proponerse ser las mejores y trazarse metas para lograr su objetivo.
“Yo estuve 10 años de mi vida volcada en este deporte y no pensaba en discotecas, ni en amaneceres; me dediqué por completo a él, lo que no quiere decir que no se divierta una que para eso está la juventud, pero primero el deber y luego lo demás. Tienen que saber que son los máximos representantes del voly playero cubano y que, sobre sus hombros, recae todo el peso y la responsabilidad de una buena actuación.”
Retomando tu accionar sobre las arenas del orbe, ¿cuáles fueron tus principales rivales, a quiénes más admiraban?
“Había unas cuantas. Una de ellas era la de las estadounidenses Misty May y Kerry Walsh, tricampeonas olímpicas. También eran muy difíciles las chinas (Tian Jia - Fei Wang), las brasileñas (Shelda Kelly- Adriana Behar), las griegas ( Baso-Basiliki), las suizas. Mira, las helvéticas no eran tan buenas, pero junto al binomio alemán, nos tenían cogida la baja.
“¿Quieres una anécdota? Una vez en Noruega me cansé de eso y le dije a Tamara: 'oye, está bueno ya. Hoy le ganaremos'.
“Eso fue en un grand slam en Noruega y para el pase al quinto lugar nos tocaron ellas. Les estábamos ganando en el tercer set, fácil, y de momento comenzaron a subir y le dije a Támara: '¡no nos van a ganar!' (con malas palabras incluidas). Tamara asintió, fuimos palante y le ganamos. ¡Qué felices fuimos ese día!
“Algo parecido pasó con las alemanas. En un pase entre los cuatro primeros en un Grand Slam allí en Alemania, nos tocó contra ellas. Samuel nos dio la táctica y nos dijo: 'si hacen exactamente lo que les digo, no habrá problemas', y así fue: barrimos con ellas en su patio, ¡para que nos respetaran! En esa competencia fuimos segundas; sólo perdimos ante Brasil.”
Brasil, siempre Brasil. Yo creo que ésas eran las mejores del mundo, al menos en vuestra época.
“No te falta razón. Para mí, las mejores parejas de mi tiempo son las brasileñas aunque no quedan detrás las norteamericanas, las chinas, las griegas y nosotras. Sí, incluyo nuestra pareja porque nosotras logramos lo que nadie ha logrado: estar a la zaga, sin puntos, y clasificar en ese mismo año, para unos Juegos Olímpicos, y ya al año siguiente estar en el sexto del ranking mundial.
“Mantener todo un nivel y un respeto de todas las parejas hacía nosotras; las brasileñas y las norteñas nos respetaban mucho y había una pareja china( Tian - Wang), que le ganamos una vez en París, y a partir de ahí nunca más nos pudieron vencer: Wang era una zurda que para superarla había que hacer magia, pero la que sí nos mataba era Tian Jia.
“No había manera de ganarle. Pero nosotras tampoco éramos fáciles. Una vez le preguntaron a Kerry, la estadounidense trimonarca olímpica, que contra quién no le gustaba jugar nunca y dijo con las cubanas, porque luchábamos hasta el último punto y cuando menos lo esperabas nos empataban el juego y había que morirse para vencerlas.”
¿Cómo se entendían tú y Tamara? Me imagino que no les hacían falta mucho las señas después de tanto tiempo juntas, ¿no?
“Mira, lo de las señas, es ponerse de acuerdo con tu compañera. Tamara y yo nos hacíamos las señas básicas. Con eso teníamos. Pero sí, en este deporte, es trascendental saber qué va a hacer tu colega.
“La compenetración de las parejas está en el entrenamiento del día a día, de cómo se conozcan, del interés y la entrega en cada uno de los entrenamientos, las exigencias entre los jugadores. Conversar mucho entre ellos y ponerse de acuerdo en todo y cada una de las acciones. Una vez hecho esto, y con la frecuencia que se compita, sólo basta mirarse para saber qué quiere tu compañero.
“En el caso mío y de Tamara; por ejemplo, era el 1 y 2. Si sacábamos un dedo era que ella bloquearía la línea y yo defendía diagonal; si enseñábamos dos dedos, ella bloqueaba diagonal y yo línea. Siempre la seña que hacíamos era lo que se haría: Tamara en el bloqueo y yo haría lo contrario.
“Para dirigir el saque movíamos la mano que estaba del lado de la jugadora a quien queríamos recibiera el saque. Teníamos otras señas más estratégicas y tácticas, que nos íbamos avisando a lo largo del juego; por ejemplo, cuando Tamara quería atacar rápido o por atrás, o cuando el saque lo queríamos al medio o corto, entre otras.
“A los rivales siempre los estudiábamos aunque de eso se encargaba más Samuel”.
Dalixia, amén de haber competido en tresJuegos Olímpicos, obtener los resultados de élite, ¿recuerdas algún momento en especial?
“Chica, fueron tantos, pero en los Panamericanos Río 2007, antes del partido por el oro, nos llega Lissette Ricardo, periodista de JIT, trasmitiendo un saludo de Fidel y diciéndonos que no nos preocupáramos, que fuéramos felices jugando, que para Cuba ya éramos campeonas. Tamara y yo nunca creímos que él se fijara así en nosotras. Nos hizo sentir muy felices.”
¿Y tu momento más triste?
“Pensé no ibas a tocar el tema ¡¡¡EL RETIRO!!!, sí, el retiro en mayúsculas y con signos de admiración. En plenitud de condiciones me obligaron a retirarme. (Incluso, haciendo pareja con Imara Estévez, tras el retiro de Tamara, gané un premio en el 2009, del cual no vimos un centavo. Fuimos a 5 paradas del circuito mundial y participamos en un Campeonato del orbe)”.
¿Quién te obligó a retirarte? ¿Cómo fue eso; con sólo 32 años?
“Pues sí. Esa espina, Julita, la tengo clavada hace mucho tiempo. Me quitaron la posibilidad de hacer muchas cosas más. Por capricho, por jo*; porque simplemente quisieron hacer daño. Decían que yo no iba a poder cumplir con el plan de entrenamiento con mi edad. Había algunas más viejas. Yo decía: '¿ por qué lo dicen, acaso por las pesas que sólo Hércules puede levantar o por los tramos que solamente un guepardo (el animal más veloz de la Tierra) puede correrlos? Jamás me ganaron las jóvenes.
“Yo quería dejar un grupo que como nosotras echara pa'lante al voly femenino. Sencillamente, ¡no me dejaron! Yo, hasta donde estuve, ayudé a mis compañeras, las guié para que alcanzaran un nivel mundial. Me sentía tan bien, que fue un crimen lo que me hicieron, crimen que no perdono a estas alturas de mi vida.
“Yo no entendía por qué querían sacarme, lo que me dio a entender que, aparte de capricho y de que no habían sudado lo que sudamos Tamara y yo para llegar a donde llegamos, era que querían hacer daño. Yo caía mal, no dejaba que me metieran el pie.
“Ningún entrenador de equipo nacional, con dos dedos de frente, se deshace de sus principales figuras estando éstas aún en perfecto estado para continuar y en el lugar 14 del ranking del mundo. Tamara quería jugar el primer año del siguiente cuatrienio, con 36 años, pero yo con 32 llegaba a las próximas Olimpíadas. Pero no; no pudieron admitirlo. Me obligaron a jubilarme. Repito: ¡en plenitud de condiciones!
“Luego de Beijing 2008 me convocan a una reunión donde estaban todos los miembros de la federación de voleibol, metodólogo, la dirección de la escuela, entrenadores de uno y otro sexos y otros integrantes de la familia del voleibol.
“Al principio todo fueron halagos y se hacía mención a todos mis resultados desde que empecé hasta ese momento. Muy lindas palabras envolvían aquella reunión con respecto a mi persona, mi trayectoria como voleibolista de playa y de pronto, todo se puso negro cuando escucho 'eres una de las mejores, pero ya tienes que retirarte para darle paso a la juventud'. Yo dije: '¿ acaso soy una vieja con sólo 32 años?'
“A Tamara le dijeron que tenía que jugar el ciclo olímpico completo, pero yo sí continuaba. Pero además, ¿por qué no aprovechar la experiencia de ambas? ¡Ah, no! Para fuera, ya rendiste, ya te vas. Inconcebible, yo en el año 2001 recibí, en la gran gala del siglo XXI, el premio a la mejor atleta internacional de voleibol de playa. Dime algo.
“Jamás estuve de acuerdo. Yo tenía 32 años y estuve en total desacuerdo con mi retiro porque consideraba que estaba en la edad oportuna para continuar y más que tenía puntos suficientes para estar dentro. Pero alguien se aferró a su objetivo y pa'fuera Dalixia.”
¿Quién?
“Él lo sabe Julita. Él lo sabrá cuando lea esta entrevista en un espacio que seguimos todos cuando estamos fuera de Cuba. Quiero aclarar que ni Mireya ni Ariel, actual presidente de la Federación Cubana, estaban en esa época.
“Igual te digo: jamás me atendieron. Nunca más me han dado el módulo ese que dan a las glorias deportivas.”
¿Qué hace actualmente Dalixia Fernández Grasset?
“Estoy cumpliendo misión en Venezuela. He obtenido meritorios resultados en la liga profesional de voleibol de playa: campeona en el 2017 y bronce en el 2018. Este año, tres de los nuestros obtuvieron reconocimientos individuales: mejor bloqueadora, una de las chicas , y mejor saque y defensa con dos de los muchachos.
“En Cuba vivo en mi ciudad natal, Guantánamo, donde trabajo en un combinado deportivo y soy árbitro nacional. Soy feliz con mi gente, esa familia que me adora: mis padres, Elsa y Juan; mis t hermanos, sobrinos, tíos, primos. Son lo máximo. Los amo.”
Éste pudiera ser el final, pero me atrevo a decirlo yo. ¿Cuántas Dalixia existirán en el deporte cubano? Así, a vuelo de pájaro, recuerdo aquella pléyade de peloteros que, encabezados por Víctor Mesa, fueron borrados de nuestras Series Nacionales estando en plenitud de condiciones? En fin, el mar, y no es precisamente la novela cubana que acaba de ser trasmitida por la Tele Cubana.
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