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¿Tardocastrismo neoliberal? El cobro de servicios médicos en Cuba

Habrá que esperar a leer la nueva Constitución –de la que solo conocemos trozos escogidos- para comprobar si, además del cobro de determinados servicios médicos, también se establecen indemnizaciones a pacientes y familiares por malas prácticas, negligencia o maltrato

Ministerio de Salud Pública en La Habana © CiberCuba
Ministerio de Salud Pública en La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

El tardocastrismo acaba de prender el quinqué neoliberal plasmando en la Constitución en trámite el cobro de algunos servicios médicos; cuidándose de reiterar que la salud y la educación seguirán siendo gratuitas y universales, pero con excepciones.

La corrección viene a dar la razón a las voces que reclaman cambios económicos estructurales que, de haberse acometido, quizá habrían evitado llegar al anuncio de cobrar cirugías estéticas, pero el gobierno ha actuado con valentía porque el coste de los servicios sociales es un problema en muchos estados, donde sus políticos carecen de valor para acometer las reformas que salven el sistema.

Durante años, los cubanos asumieron el pacto social propuesto por el castrismo –y sufragado por la URSS- de tener educación y sanidad gratis y de calidad, a cambio de ser pobres, de renunciar a las libertades políticas y económicas, evitar a sus familiares en el extranjero y a los opositores al régimen, que hizo de ambos frentes dos pilares de su propaganda perenne.

Los abundantes exégetas del castrismo y su epílogo se han pasado un buen número de años comparando a Cuba con Haití y, claro, así le ha ido a los empobrecidos cubanos, que han descubierto tarde la abundancia de las bodegas en Guyana.

Pero el gobierno –que es un modus operandi clásico del totalitarismo caribeño- solo pretende plasmar en la legislación lo que viene ocurriendo desde 1989 en los hospitales y escuelas cubanas, donde pacientes y educandos pagan “por la izquierda” los servicios recibidos, unos con dinero y otros en especie, pero todos pagan.

En el otoño de 2013, hacerse unos análisis de sangre básico costaban 20 CUC (unos 18 euros) o su equivalente en pesos cubanos, aunque también se aceptaban arroz, frijoles, una banda de puerco, racimos de plátanos, aceite comestible, café y cakes.

Una parte del exilio heterodoxo, que aún sigue presa de la cultura de la pobreza, ha contribuido decisivamente a la valentía del gobierno cubano al crear y usar el mecanismo de llevar los materiales necesarios para arreglarse la boca o anestesia e hilo de sutura para una operación estética y atenderse en La Habana, pagando al cirujano y su equipo, o al dentista y sobornando al de Admisión y demás factores del centro hospitalario o dental.

La mejor inversión que puede realizar un ser humano es en su propia salud y educación, pero hay una parte de nuestros paisanos que prefieren aparecer en La Habana con una televisión LED de 65 pulgadas y demás gangarrias vedadas a sus hermanos de la isla y resolver por la izquierda sus necesidades médicas.

Con la educación ha pasado algo parecido, los maestros buenos se jubilaron anticipadamente o buscaron mejores horizontes como el turismo y, luego en sus casas, se hicieron repasadores de estudiantes, cuyos padres pagan el refuerzo con el vil metal del enemigo o su equivalente. También se han dado casos de venta de exámenes y notas a cambio de magua dura, normal con ese ejército de maestros emergentes sin formación y mal educados.

Lógicamente, esta dinámica ha creado notables desigualdades en toda la isla, pues quien dispone de recursos o FE (familiar en el extranjero) tiene asegurada mejor atención médica y educación que quienes están desamparados y esta es una quiebra trascendental y costosísima para Cuba porque hasta 1989 las oportunidades estaban más igualadas y el talento era fomentado en toda la isla.

Eliminada la palabra comunismo de la Constitución, cobrar por determinados servicios médicos no debe sorprender a nadie, la pena está en que el tardocastrismo, con sus miedos, haya tardado tanto en reaccionar y haya estado bordeando el precipicio y creando un ejército de desamparados con enfermedades crónicas y envejecido con una dura travesía hasta su muerte.

Y habrá que esperar a leer la nueva Constitución –de la que solo conocemos trozos escogidos- para comprobar si, además del cobro de determinados servicios médicos, también se establecen indemnizaciones a pacientes y familiares por malas prácticas, negligencia o maltrato.

Cuba debería avanzar hacia un estado justo en que nadie quedara desamparado por ser pobre, pero quien pueda pagar parte de los servicios que recibe, que pague; pero antes hace falta apostar sin vacilación por la creación de riqueza y bienestar con políticas redistributivas de justicia social, que mejoren sustancialmente el poder adquisitivo de los salarios.

Díaz-Canel dijo en Jamaica que trabajará por una Cuba democrática, socialista, próspera y sostenible, generando confusión porque -hasta ese día- creíamos que el Socialismo era todo eso y más, pero se agradece la sinceridad presidencial que juró “morirse por la gente” trabajando, aunque matizó que morir por la patria es vivir.

Dicho queda, Don Miguel.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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