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Los habitantes de la avenida 66, entre 37 y 39, cerca del Paseo del Prado, en la ciudad de Cienfuegos, padecen desde el mes de julio un salidero de aguas albañales cuyo hedor les hace la vida insoportable.
El surtidor nace frente a la casa de Daynelis Betancourt Díaz, quien acudió al periódico 5 de Septiembre para ver si con ello remueve la indolencia de las autoridades responsables de solucionar el problema.
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“La presidenta del CDR ha llamado en reiteradas ocasiones a Acueducto y Alcantarillado, y nada. Como paliativo, los vecinos le hemos pagado a uno de sus ‘piperos’ para que destupa, pero se soluciona unos días y después vuelve a lo mismo”, explicó.
Otros vecinos mostraron su preocupación por el ambiente de insalubridad que afecta al resto de la cuadra, donde existen siete casas de renta al turismo extranjero y un consultorio médico.
“La afectación lleva tiempo así; incluso, la calle recién pavimentada ya tiene daños por la propia tupición”, reveló Luis Adrián Yero.
Por su parte la doctora María José Huerta Prantte se quejó de los peligros para la salud que comporta el salidero: “al estar a la entrada misma del consultorio, imaginen las condiciones en que atendemos a embarazadas, niños y ancianos”.
Lo insólito es que, tal y como recordaba 5 de septiembre, en marzo de este año la Dirección Provincial de Recursos Hidráulicos informó acerca de un nuevo sistema de atención a la población para atender las quejas de forma “mucho más profunda, organizada y profesional”.
Supuestamente, el nuevo procedimiento, que entró en vigor mediante la Resolución 25/17 de Inés María Chapman Waught, presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, garantizaría un mejor control, tramitación y orientación de las personas, algo que ha brillado por su ausencia en este caso.
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