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José Ignacio Pérez y su esposa Carmen son dos jubilados españoles que en el año 2007 decidieron mudarse a Cuba. Ella falleció de cáncer tras ocho años residiendo en el barrio La Vigía de Santa Clara, donde vivió en el tercer piso de un edificio de microbrigada. A veces faltaba el agua y su marido cargaba cubos de una pipa como todo el mundo. Eso les hizo ganar simpatías. Ambos cumplieron su sueño de "vivir como cubanos", aunque entre los dos sumaban una pensión de 1.500 euros al mes, según informa El Confidencial.
La pareja, de Castilla La Mancha (centro de España), había viajado dos veces a la Isla. Ella nació en Cuba, pero emigró con 10 años. De vuelta en su tierra, con su marido español, tuvo libreta de abastecimiento, colas para comprar viandas, quejas por el transporte y atención médica gratuita. Hasta el día de su muerte mantuvo que era la mejor decisión que había podido tomar.
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En el barrio, al principio, los trataban como 'yumas', pero poco a poco los unos se acostumbraron a los otros. José Ignacio a que le llamaran "gaito" pese a que él no es gallego ni nació en Galicia. Sus vecinos, a verlos con normalidad. El apartamento en el que vivían necesitaba una mano de pintura. Ni la casa ni la zona tienen nada que ver con Miramar, en La Habana, donde se asientan muchos extranjeros que deciden residir en la Isla.
La decisión de mudarse a Villa Clara llegó cuando los hijos de José Ignacio y Carmen se independizaron. La mujer había sido maestra y él trabajaba como electricista. Los dos estaban jubilados. No se lo pensaron y dieron el paso. Ambos militaban en organizaciones de solidaridad con Cuba. Aún así les costó mucho tiempo y dinero conseguir la residencia permanente.
Tras más de una década viviendo en la Isla, Nacho no se arrepiente de haberse mudado a Cuba. Lo mejor, reconoce, no es que el dinero se multiplique al cambiarlo a pesos ni la seguridad de las calles sino la gente "abierta y solidaria". Él sigue allí y confiesa que es feliz.
De los 7.000 extranjeros que han decidido emigrar a Cuba, 2.700 son españoles. Eso, sin contar otros 117.000 que entre 2007 y 2011 consiguieron la nacionalidad española por la Ley de Nietos.
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