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Una tortuga siamesa, dos cabezas que comparten un mismo caparazón, nació el pasado mes de agosto en la Estación de Rescate de la Tortuga Marina en Cayo Largo del Sur, en el extremo este del archipiélago cubano de los Canarreos, informó esta semana el portal Cubadebate.
Aunque no llegó al mes de vida, el animal sorprendió a los cuidadores y científicos del centro, quienes recientemente también presenciaron el nacimiento de otras tortugas con mutaciones: una albina, otras dos con las aletas traseras inactivas y una cuarta con lo que podría ser un desorden neurológico.
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“Este año se ha caracterizado por haber varios fenómenos. Por primera vez tenemos una tortuga siamesa, dos cabezas, un solo caparazón y una cloaca compartida”, dijo Gonzalo Nodarse Andreu, biólogo de la Estación.
A diferencia de la Jicotea bicéfala encontrada en 2005 en la ribera del río Almendares en La Habana con cuatro aletas, la nacida en el centro tiene seis aletas, como las halladas en Jamaica en 2007 y en Kiev en 2012, respectivamente.
“Las siamesas son dos individuos que comparten el mismo caparazón, cloaca y un par de aletas traseras, y se alimentan bien por ambas cabezas”, comentó por su parte el trabajador del centro Nodarse Andreu.
Sobre la única albina, Andreu señaló que generalmente esta mutación provoca la muerte embrionaria, son pocas las que logran nacer. Este es un fenómeno, dijo, que se da también en la península de Guanahacabibes, Pinar del Río.
En relación a los dos ejemplares incapacitados de mover las aletas traseras indicó que “si llegaran a la adultez, están imposibilitados de reproducirse, porque este tipo de reptil se vale precisamente de esas extremidades para hacer un hoyo profundo en forma de vasija en la arena, donde deposita sus huevos”.
“Por último, sacó del estanque a la más simpática de las tortuguitas, por las continuas acrobacias que realiza en el agua, y prefiere el fondo del estanque para descansar boca arriba”, describió la publicación. Andreu explica que desconoce a qué se debe su comportamiento desordenado, “nunca lo había visto”, aseguró.
Según reseña el portal, Cayo Largo del Sur es uno de los puntos favoritos de la tortuga marina en esta parte del planeta -después de Tortuguero en Costa Rica, Yucatán en México e Isla Ave en Venezuela- para nidificar cada temporada de mayo a septiembre.
“Hasta aquí llegan a desovar fundamentalmente las tortugas verde (Chelonia mydas) y la caguama (Caretta caretta)”, subrayó Andreu, encargado del monitoreo, protección y conservación de esos reptiles.
Las tortugas lora, tinglado, golfina, aplanada, carey, camagua y verde aparecen en el libro rojo de la Unión para la Conservación de la Naturaleza, y en el apéndice uno de la Convención Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas de la Flora y la Fauna Silvestres, apuntó.
En los predios de la Estación de Rescate se les sugiere a los visitantes no desandar en las noches por la duna porque pueden ser percibidos por los réptiles como un peligro potencial y se perdería la posibilidad de ayudar a preservar la población de esos ejemplares.
“Con el concurso de ellos, se trasladan los huevos para el área de incubación, donde se mantienen hasta que eclosionen, a los 50 días los neonatos son colocados en estanques y antes de los siete días liberados, desde el mismo lugar donde se extrajeron los nidos, explicó el experto.
Al final de la temporada reproductiva, los científicos se quedan con algunos ejemplares de la tortuga verde, caguama y carey para su estudio y después de uno o dos años las devuelven a su entorno natural.
Antes de abandonar Cayo Largo del Sur -a 135 kilómetros de Nueva Gerona- el equipo de ACN constató que la siamesas había fallecido, sin embargo, serán conservadas en formol para evitar su descomposición en orden de estudiarlas.
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