Una protectora de animales en Santiago de Cuba denunció en redes sociales a un hombre que, haciéndose pasar por veterinario, se aprovecha del amor de las personas por sus mascotas para llevar a cabo estafas.
Una persona que responde al nombre de Ariel La Sirenita KG alertó en el grupo de Facebook “SALBA (Santiagueros por el Bienestar Animal)” sobre un presunto estafador que se hace pasar por veterinario, utilizando el nombre de su colectivo o de la clínica veterinaria Versalles "Mis Sueños" para engañar a los dueños de mascotas en Santiago de Cuba.
Según la denuncia, este individuo aprovecha la confianza de las personas que solicitan atención veterinaria a domicilio para ejecutar sus fraudes.
“Este señor que no sé quién es, ni cómo se llama, se está haciendo pasar por veterinario de SALBA o de la clínica Versalles 'Mis Sueños'”, señala la publicación, en la que también aclaran que los veterinarios de estas instituciones no realizan visitas a domicilio, excepto en casos de extrema urgencia que hayan sido previamente autorizados por su jefa, Reina Saco.
Ante esta situación, la protectora recomendó a los dueños de mascotas solicitar el carnet de identidad de cualquier persona que se presente como veterinario y confirmar su identidad llamando directamente al número de la clínica: 22691266.
Asimismo, reiteró la importancia de estar atentos para proteger a sus animales y evitar caer en manos de estafadores.
El mensaje concluyó con un llamado urgente: “Cuide su mascota”.
Este incidente pone en evidencia la vulnerabilidad de los dueños de mascotas frente a individuos que explotan la confianza y el amor hacia los animales con fines fraudulentos.
En septiembre, una persona en La Habana denunció públicamente en las redes sociales que su perrita, de raza pequinés y cuatro años de edad, falleció tras no recibir atención en una clínica veterinaria estatal.
Cyrex Vega denunció en el grupo de Facebook “Sociedad protectora de animales en Cuba” que, al notar que su mascota tenía dificultades para respirar, la llevó a la clínica ubicada en 29 entre 62 y 64, Buenavista, en el municipio Playa, por ser la más cercana a su hogar.
Vega recalcó que a pesar de que el veterinario aún se encontraba en el lugar, este se negó a atender a la perrita, alegando que ya había cerrado su jornada laboral, y sugirió que se dirigiera a otro lugar.
Recientemente, otra protectora de animales cuestionó el accionar de las instituciones cubanas responsables de la protección de la naturaleza, expresando su indignación ante la promoción de la venta de ardillas rojas en La Habana.
En una publicación en Facebook, Elizabeth Marela Cardoso Pérez criticó duramente a los vendedores que, según ella, lucran con el sufrimiento de animales sin ningún conocimiento sobre su manejo y cuidado.
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