"La insuficiente preparación de los empresarios cubanos, los rigores burocráticos" y el embargo de Estados Unidos a Cuba son las principales trabas para que en el país crezca la inversión extranjera, según el periódico estatal Granma.
El embargo de Estados Unidos "no es la única causa, aunque asoma tercamente en todas las cuentas" para el lento crecimiento de la inversión foránea en Cuba.
"La insuficiente preparación de los empresarios cubanos enfría su entusiasmo para pensar o explorar relaciones con inversionistas extranjeros. Después de décadas con un sistema de comercio externo centralizado, concentrado en pocas empresas y productos de exportación, el proceso de descentralización necesario para hacer negocios con el exterior encuentra otros obstáculos, que cuando menos demoran el papeleo y los acuerdos", apuntó el periodista Ariel Terrero en su nota.
Los empresarios cubanos están "desorientados todavía ante conflictos que los más preparados y audaces intentan resolver", agregó.
Para el diario oficialista "los rigores burocráticos, incluidos los de tipo financiero con que conviene andar al hilo, hacen más complejo el proceso". Las nuevas leyes buscan agilizar los pasos de las negociaciones, "pero no creo que resuelvan otras debilidades, como la falta de motivación de empresarios cubanos, que operan en un contexto monetario y cambiario nacional que les reporta beneficios limitados".
La recién finalizada Feria Internacional de La Habana es un buen escaparate para las posibilidades de inversión en Cuba, pero según se apunta en Granma que debe ser un espacio para "descifrar los problemas internos de la economía" cubana.
Cuba tiene más de 200 negocios con compañías extranjeras, con un salto de 2.300 millones de dólares comprometidos. "La Zona Especial de Desarrollo Mariel, inaugurada hace cinco años, acoge ya a 41 compañías de 19 países, con un monto comprometido de 1.663 millones de dólares, según información recién ofrecida en Fihav", especifica Granma.
En cuanto al embargo de EE.UU., apunta que Cuba es un país de riesgo muy alto para los inversores extranjeros "por las multas multimillonarias con que Washington amenaza a las compañías y bancos que osen negociar o invertir en la Mayor de las Antillas".
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