Unas 10.800 viviendas de Pinar del Río afectadas o destruidas totalmente por los huracanes Isidore y Lili en 2002, o por Gustav e Ike en 2008, están aún pendientes de solución, informó Juventud Rebelde.
Según Mariano Cruz Ledesma, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial (CAP), durante estos años se ha aprobado la construcción de 450 casas para damnificados de acuerdo al plan estatal, sin contar los subsidios que se han otorgado.
Este año deben concluirse entre 1.200 o 1.300 inmuebles para afectados por fenómenos naturales, tanto por la vía estatal como por esfuerzo propio, que incluye el subsidio.
“Así nos demoraríamos cerca de nueve años para dar respuesta a todas”, dijo.
En una reciente visita del gobernante Miguel Díaz-Canel al territorio, mandó diseñar un programa para dar respuesta a todos los casos en no más de cuatro años.
El problema, en opinión del funcionario local, es que aunque se cuente con capacidad para fabricar los materiales de la construcción necesarios, la producción está limitada por el plan de la economía.
“Tenemos una capacidad de nueve millones de bloques, pero si no tienes áridos no puedes hacerlos, e igual con el cemento. Si los portadores energéticos asignados a la industria de materiales dan para hacer diez metros cúbicos, no puedes hacer 20 aunque su capacidad lo permita”, explicó.
“Si necesito 20.000 metros cúbicos de áridos, la industria debería dármelos, pero eso tiene un tope en el plan de la economía. Puedo tener capacidad para hacer diez viviendas diarias, por ejemplo, pero si en el plan solo tengo recursos para hacer cinco, solo puedo hacer esas”, añadió.
“Eso es lo que está pasando con Pinar del Río. Hoy se puede duplicar el plan de materiales en el caso de la producción local, pero están limitados el acero, el árido y hasta los mismos molinos”, sentenció.
Yumar Alfonso, director de la Vivienda en el territorio, agregó que la entrada de recursos no responde a la cantidad de casas pendientes.
“El plan se conforma a partir de un límite, y ello solo ha permitido construir alrededor de 500 viviendas anuales. Este año son 471 por plan estatal, más el subsidio, que depende de la producción local”, señaló.
Apuntó el dirigente que en los últimos años se han levantado más casas por subsidio que por el plan estatal.
Con este inmenso déficit, la solución que plantean las autoridades es que “todo el mundo” construya.
Ello demanda un aumento sustancial en la producción local de materiales de la construcción y en la industria especializada, además de la participación de los interesados.
La propuesta, de materializarse, tendría que dar salida a entre 2.700 y 3.000 viviendas anuales, un mínimo por la vía estatal y la mayoría con esfuerzo propio.
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