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A sus 34 años, el cubano Franklyn Varela no había hecho pública su condición de homosexual. Lo ocultó hasta que en 2016 conoció a Andy Manuel Alemán, un estudiante universitario. Fue él quien le dio sentido a su vida, pero a qué precio. Los dos años que llevan juntos han sido un camino de piedras. La homofobia policial y la criminalización de la homosexualidad en Cuba les llevaron a tener más de una experiencia desagradable.
Hoy la pareja lleva diez meses pendiente de que los deporten a Cuba o les concedan el asilo político en los Países Bajos. "Si me viran para atrás, prefiero quitarme la vida", comenta Franklyn a CiberCuba desde el campamento de refugiados AZC Leersum, Hoogstraat 8, de Utrecht.
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¿Qué pasó en Cuba?
Recién iniciada su relación, Andy y Franklyn estaban en la playa con una amiga española y se quedaron hasta tarde. Al salir en busca de un taxi, un policía no les dejó ni hablar. Se los llevó detenidos a la estación de Santa Marta, en Varadero, acusados de todos los delitos aberrantes que contiene el Código Penal. Salieron al día siguiente, multados y advertidos.
En otra ocasión, saliendo de la discoteca Las Ruinas, un conocido local frecuentado por público LGTBI en Matanzas, dos hombres les siguieron. Sin mediar palabras dejaron KO a Andy. Franklyn se defendió como pudo. No eran unos homófobos amateur. Les dieron una paliza.
El año pasado Andy y Franklyn decidieron celebrar el 14 de febrero en La Habana. Alquilaron un cuarto donde pasar la noche. Sobre la una de la madrugada, a una cuadra de la casa en la que iban a dormir, decidieron sentarse en un banco a conversar, frente a la Hotel Presidente. A su lado había un grupo de travestis que llamó la atención de la Policía. Los agentes se los llevaron a todos: a las transexuales y a ellos, que estaban dos bancos más allá.
Pudieron salir sin multa ni juicio pendiente porque Franklyn le dio a un policía los únicos 10 CUC que tenía. En ese punto, la vida comonezó a hacerse irrespirable. Ninguno de los dos quería seguir viviendo así.
Rumbo a Ámsterdam
Franklyn subió en enero de este año con Andy a un vuelo de KLM con destino a Rusia. Se despidió de su madre, diciéndole que iba de compras a Moscú. ¿La verdad? No pensaba regresar. Había escuchado en círculos gays de Matanzas, su provincia natal, que Holanda estaba atendiendo las peticiones de asilo de homosexuales cubanos.
Iban muertos de miedo. Era la primera vez que subían a un avión. Cuando hicieron escala en el aeropuerto Ámsterdam-Schiphol, la pareja dio por terminado su viaje y se dirigió a Inmigración para solicitar ayuda internacional. Ahí comenzó su calvario.
Los trasladaron inmediatamente a una prisión de máxima seguridad para evaluar su solicitud de asilo. A las nueve de la noche, los metieron en las celdas completamente herméticas, sin una sola ventana, y las cerraron con la promesa de volver a abrirlas al día siguiente, a las 8 de la mañana. Franklyn estaba agotado. Se tendió en la litera. Poco después, por casualidad miró a Andy y lo vio pálido, temblando y bañado en sudor.
Llamó por el interfono al guardia para pedir ayuda médica y media hora después éste abrió la ventanilla. Le dijo que tenían que esperar a que llegara un médico. La espera se les hizo eterna. Cuando finalmente llegó la asistencia sanitaria, le dieron una pastilla a Andy y le diagnosticaron claustrofobia.
Aún así, tuvieron que permanecer en ese lugar hasta que el 17 de enero pasado los trasladaron a un campamento de acogida. Fue entonces cuando comprendieron que los homosexuales cubanos no son bienvenidos en los Países Bajos.
Hasta ahora sólo un gay cubano ha conseguido el estatus de protección internacional. Al resto, unos 300, o los han deportado o los han animado a viajar a España, donde malviven indocumentados.
Andy y Franklyn documentaron todo el calvario vivido en Cuba, pero en Holanda, aunque les creen, no consideran que eso vaya unido a su condición sexual. Para las asociaciones humanitarias que atienden a los peticionarios de asilo, los cubanos son migrantes económicos y no merecen el estatus de refugiados porque "Cuba es un paraíso".
Franklyn ha tenido tanto tiempo para pensar y para darle vueltas a la cabeza que está convencido de que el artículo 68 de la reforma de la Constitución es una maniobra del Gobierno cubano para demostrar que el colectivo LGTBI no está perseguido en la Isla.
Organizaciones LGTBI holandesas han luchado para que los gays cubanos sean declarados "colectivo vulnerable" pero sólo han conseguido del Parlamento el compromiso de que las peticiones de asilo se estudiarán caso por caso.
Sin embargo, en la práctica, la denegación del asilo recibida por Andy y Franklyn apela a razones generalistas. Ellos dudan, incluso, de que se hayan leído sus expedientes.
Ante la falta de compromiso de las organizaciones dedicadas a tramitar las solicitudes de asilo de los cubanos, Franklyn Varela ha empezado a recabar firmas en Change.org pidiendo la intervención de Acnur en solicitudes de asilo que afecten a ciudadanos cubanos. (Si quieres apoyar la iniciativa, pincha aquí).
"Más de 300 solicitudes de cubanos han sido denegadas. No existe un compromiso real con los cubanos. ¿Tú sabes lo que es ser deportado a Cuba. Si ya tenías problemas, ahora tendrás el doble", comenta a CiberCuba.
Le ha pasado a O.García, un cubano que ha sido deportado desde Holanda a la Isla. Nada más llegar a La Habana la Seguridad del Estado lo interceptó en el aeropuerto. Ahora está a la espera de juicio.
"Nosotros tenemos miedo de volver a Cuba", insiste Franklyn, que antes de intentar pedir asilo en Países Bajos, se apuntó en tres sorteos de la Lotería de Visas de Estados Unidos y no salió elegido en ninguno. La suerte no está de su parte.
Firmas en Change.org
En la petición registrada en Change.org, Franklyn Varela pregunta a Acnur, el Alto comisionado de la ONU para los Refugiados, qué ha pasado con los solicitantes de asilo de Cuba.
A los homosexuales, insiste, les deniegan el derecho a asilo porque en los Países Bajos, por ejemplo, dicen que en la Isla no existe una ley que criminalice la homosexualidad. "Tampoco hay leyes que protejan a la población LGTBI", responde Franklyn.
"Miles de cubanos emigran de la Isla y deciden someterse a este largo y difícil proceso, con la finalidad de proteger sus vidas. El riesgo es debido a diferencias ideológicas, a la corrupción de la policía cubana, a la falta de leyes de protección para la comunidad LGBTI, al hostigamiento por parte del, no electo, Gobierno cubano y la Seguridad del Estado, o simplemente ser víctimas de persecusión por parte de marginados sociales pagados por el Gobierno cubano. Diferentes son los motivos, pero igual es la causa de cada cubano: exigir su derecho a la vida, la libertad y a la seguridad", apunta la petición.
En opinión de Franklyn Varela, países como Panamá, Colombia, Trinidad y Tobago, Honduras y Malasia han mostrado desinterés en las peticiones de asilo de los cubanos so pretexto de que Cuba defiende los derechos humanos. Asimismo, afea a las organizaciones dedicadas a la protección de los refugiados "su falta de compromiso". Entre ellas denuncia la pasividad de Amnistía Internacional Nederland y Cruz Roja Internacional Nederland, que, asegura, dan prioridad a solicitantes de asilo procedentes de países en guerra.
"En Cuba no estallan bombas pero hay un Gobierno totalitario que viola los Derechos Humanos y Civiles del Pueblo, que reprime, castiga y atenta contra la vida de los cubanos que intenten tan sólo criticar a dicho Gobierno y muchos países no lo reconocen debido a las buenas relaciones con el Gobierno cubano y las inversiones económicas en la Isla", añade la propuesta.
Por este motivo, Franklyn Varela cree necesario reunir firmas para que Acnur tome en cuenta las solicitudes de asilo de cubanos "que están necesitando su apoyo".
De momento ha reunido un centenar de rúbricas.
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