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MEXICALI, México, 17 nov (Reuters) - Migrantes centroamericanos que llegaron a la frontera norte de México tras un recorrido que inició hace más de un mes, dijeron el sábado que aceptarían empleo en el país en caso de que Estados Unidos no les permita el paso, aunque temen ser discriminados.
Lavando la ropa que han llevado puesta por semanas, haciendo largas filas para bañarse o recibir un plato de comida, dijeron que estarían dispuestos a trabajar en México ante la difícil situación que enfrentan, especialmente aquellos que realizaron la travesía hasta con tres hijos.
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"Si nos tocara trabajar nos quedamos, esto ha sido muy cansado", dijo Orbelina Orellana, una hondureña de 26 años, en el albergue Alfa y Omega de la ciudad de Mexicali, fronteriza con Calexico, California.
"Nosotros tenemos tres bebés y queremos trabajar para estar con ellos, yo lloro mucho de no poderles dar de comer como quisiera. Ya no podemos seguir aguantando más, solamente quiero una oportunidad", agregó.
El Gobierno de México dijo la semana pasada que migrantes centroamericanos que obtengan un estatus legal en el país podrán ocupar miles de puestos de trabajo, la mayoría de ellos en la industria maquiladora.
Cuando inició la caravana, los migrantes dijeron que su meta era pedir asilo en Estados Unidos pero el trámite podría tardar meses. Además, apenas hace unos días el presidente Donald Trump suspendió el otorgamiento de asilo a quienes ingresen sin documentos por la frontera con México.
NO SOMOS DELINCUENTES
La llegada masiva de miles de centroamericanos al norte de México, una situación inédita en la historia de la frontera, ha dividido a pobladores de ciudades como Tijuana, donde el domingo se esperan marchas en contra y a favor de la presencia de los migrantes.
Desde que arribaron a esa fronteriza ciudad el martes, redes sociales comenzaron a llenarse de mensajes discriminatorios. El miércoles hubo fuertes confrontaciones entre pobladores de Tijuana y un grupo de migrantes en una zona acomodada de la ciudad, pegada a la barda fronteriza y el mar.
"Les pedimos que por favor no nos juzguen a todos por igual, somos gente pacífica. Hoy nos íbamos a ir a Tijuana pero tenemos miedo de que nos vayan a hacer algo. Salimos de nuestro país por la violencia y no pensamos que esto nos fuera a pasar aquí", dijo preocupado Kevin Cardona, frente al precario albergue a donde llegó la noche del viernes junto con su esposa.
El alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum dijo el viernes que los migrantes que infrinjan la ley serán deportados, como ocurrió esta semana con al menos siete personas.
"No estamos en contra de la migración, sabemos cuáles son las situaciones que pasan estas personas en su país", dijo a Reuters Ulises Araiza, Presidente Asociación de Recursos Humanos de la Industria en Tijuana (Arhitac).
"Pero también estamos a favor del orden para poder integrarlos al sector laboral, pues solamente en Tijuana tenemos una demanda en la industria maquiladora de 5,000 personas", detalló.
Reporte de Lizbeth Díaz.
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