El gobierno cubano ha dispuesto kioskos en el municipio Regla -uno de los más afectados por el tornado del pasado domingo- para vender comida a los damnificados.
No osbtante, la población se está quejando de los precios de estos productos. Así lo constató la periodista independiente Mónica Baró, quien relató en la red social Facebook que en la Avenida Rotaria hubo una discusión entre los vecinos y funcionarios, exigiendo que "rebajen los precios de la comida".
Por su parte, una funcionaria explicó que ya hablaron ese tema en el Consejo de Defensa del Municipio, pero que es un "proceso", palabra ante la cual las personas presentes se exasperaron.
Todos se encuentran en una situación desesperada, luego del tornado F4 que arrasó los municipios habaneros de Regla, Guanabacoa, San Miguel del Padrón, Diez de Octubre y Habana del Este, y dejó un saldo de 4 muertos y más de 190 heridos.
Baró confirmó que las ofertas gastronómicas en los kioskos consistían en refrescos, a uno o dos pesos cubanos, tabacos, y arroz con rodajas de salchicha a cinco pesos. "El plan de ofertas gastronómicas para las personas damnificadas por el tornado incluye también panes y caldosa", dijo.
Según la periodista, "lo más caro son los refrescos enlatados, a diez pesos. De pronto, aquello me parece una feria agropecuaria, una actividad recreativa, cualquier cosa menos una zona de catástrofe. Una mujer de un edificio que perdió gran parte del techo del quinto y último piso, donde hubo varios heridos, me dice indignada que si quieres que te echen una ración de arroz con salchicha decente tienes que pagar diez pesos".
"Ella y su hija, ya una mujer, caminan cargadas de cajitas de cartón con comida, pero la mayoría no llevan arroz con salchicha sino pan y galletas, un pan y dos o tres galletas por cajita, que fue lo que dieron gratis. Le pregunto que con qué es el pan y me responde que con pan. “Pan con pan”, me dice, y la abre, para que vea", relata la periodista en su post.
A pesar de la escasez, los funcionarios se la están poniendo cada vez más difícil a quellos que se han decidido a apoyar con alimentos. Unos jóvenes de un restaurante de La Habana cocinaron arroz con salsa, carne, frieron viandas y picaron tomates para llevarles a los necesitados. No obstante, los funcionarios primero les han pedido "analizar la comida", antes de repartirla.
Pero como la gente está desesperada, "una mujer dice que van a echar a perder la comida, que hace mucho calor, que no demoren más, que cómo se van a poner a analizar la comida".
Por la presión, las autoridades cedieron y comenzaron a repartir la comida en cajitas, primero a los niños y a los ancianos.
También llevaron al lugar paquetes de papel sanitario, botellones de agua mineral, cajas de refresco enlatado, ropas, zapatos, y hielo.
Según Baró, 48 horas después de la debacle, todavía había familias en La Colonia y La Ciruela que dormían entre escombros, en colchones húmedos.
"Las que estaban evacuadas se habían evacuado por su cuenta. No tuve la suerte de encontrar una familia que hubiera sido evacuada por las autoridades a algún albergue", afirmó.
En estos momentos, la ciudad se encuentra viviendo un lamentable suceso. Muchos cubanos de dentro y fuera de Cuba han emprendido iniciativas para ayudar a los damnificados, y exigen que Cuba levante o disminuya los impuestos aduaneros a las ayudas que envíen.
El gobierno cubano, por su parte, pidió que los donativos se lleven a centros estatales y, en el caso de aportes en metálico, que se depositen en la cuenta bancaria establecida para el 500 aniversario de La Habana, especificando que el dinero se destina a los damnificados por el tornado.
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