La doctora cubana Hilda Molina, exiliada en Argentina desde el 2009, ha afirmado en una reciente entrevista al diario La Prensa, que el plan de Fidel Castro siempre fue permanecer en la Isla y “dominar el mundo”.
“El tenía un proyecto: no irse nunca de Cuba y dominar el mundo. Además me lo dijo”, explicó Molina.
La laureada especialista en neurocirugía es una reconocida opositora del régimen comunista de la Isla, quien en disímiles ocasiones ha descrito al gobierno cubano como una "dinastía militar estalinista".
No obstante, con solo 15 años de edad Molina -como muchos de su generación- creyó en las promesas de la revolución castrista.
“Una cosa que me gustó mucho es que dijo que se iba a respetar el mérito, ese era el que iba a ser beneficiado”, describió la doctora. “(...) después habló del acceso a la salud y la educación en forma gratuita. Era un país perfecto”.
Para Molina, la única verdad anunciada por Fidel Castro, fue lo mucho que tendrían “que sacrificar (...) los cubanos”.
"Eeso de que en Cuba te dan la educación gratuita es mentira”. Según la neurocirujana, los estudiantes eran constantemente trasladados al campo para trabajar con las manos y a entrenamientos militares. Molina recuerda, inclusive, su participación en “la zafra famosa del 70”
“Lo malo es que es el Estado el que decide cómo se educa a los niños, no son los padres”, agregó. “Desde chiquitito cuando van al jardín de infantes tienen que decir que son pioneros por el comunismo. El precio que tú pagas porque te den una educación pública es que violan ese derecho”.
Respecto a la salud, declaró que por su carácter universal “que va desde la medicina familiar hasta los grandes institutos de investigación”, no existen otras opciones en el país y por tanto, los pacientes no tienen la potestad para decidir con quién quieren atenderse.
“Ya en mi época de estudiante no me creía que teníamos la mejor medicina del mundo, estaba convencida de que estábamos mintiendo a los enfermos”.
Molina es, además, la creadora del prestigioso Centro Internacional de Restauración Neurológica de Cuba (CIREN). La afamada doctora dejó la institución luego de observar el tratamiento especializado que recibían los extranjeros -por encima de los cubanos- por pagar en dólares el servicio.
El centro, creado bajo la supervisión de la especialista y con la colaboración monetaria de otros científicos fuera de la Isla, tenía como objetivo “trabajar con métodos nuevos, con operaciones menos invasivas”.
Sin embargo, la situación empeoró luego de una visita que realizaran funcionarios del Ministerio de Salud, quienes avisaron que iban comenzar a “traer extranjeros” para atenderse en la institución.
“Me decían que iban a traer extranjeros pobres. Me dijeron primero 10 camas para los extranjeros y 146 para los cubanos. Luego me dijeron que había extranjeros que podían pagar”.
Molina dedicó 35 años de su vida, a trabajar en base al “servicio de la patria”. Hasta 1994, cuando se incorporó al Comité Cubano Pro-Derechos Humanos y decidió renunciar a todo lo que la vinculaba al régimen.
Con respecto a su relación con Fidel Castro, la doctora cubana afirma haber tenido varias reuniones privadas con el dirigente durante la década de los 80, donde discutían sobre el CIREN.
“Él venía, veía la construcción del hospital que no costó nada. Yo seleccioné más de cien profesionales que viajaron a esos lugares becados por esos científicos del mundo. Estamos hablando de países como Estados Unidos, Francia, España, Suecia, Inglaterra, Canadá. Fue así como Fidel Castro inauguró el hospital y conoció a los científicos”, declaró.
Durante la entrevista al medio citado, Molina admitió -también- haber recibido una propuesta de matrimonio por parte de Fidel.
“En una de las tantas veces que vino al Centro médico me dice 'te puedes callar y escuchar' y me lo dice. Y le conteste, 'muchas gracias, pero no lo puedo aceptar sabe por qué. Porque usted nos enseñó que para los cubanos usted es Dios'”.
La neurocirujana logró salir de Cuba y llegar a Argentina -para reunirse con su hijo- luego de 15 años de espera, cuando el Gobierno autorizó el viaje.
Sobre la figura de Fidel declara: “Era tan inteligente, el mundo subvaloró su inteligencia, lástima que no la usara para el bien. Él tenía que matarme o escucharme, y optó por escucharme”. .
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