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El ceremonial católico, y también el de algunas religiones protestantes, suele presentar, desde hace siglos, la teatralización de la pasión, muerte y resurrección de Jesús Cristo, y tal representación generó supersticiones que combinan un catolicismo bastante vago e ideas paganas y mágicas de origen fundamentalmente africano o del campesinado español.
Hasta los años cincuenta, antes del triunfo de la Revolución, se conmemoraba los días jueves, viernes y sábado santos mediante oraciones, y se suspendían las actividades festivas, porque se consideraba estos tres días como de duelo. También se les prohibía jugar a los niños, particularmente el Viernes Santo, conmemoración de la crucifixión y muerte de Cristo.
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El Viernes Santo las iglesias permanecían sin luces, oscuras, las imágenes cubiertas con paños morados y el altar desnudo. A estas escenas luctuosas se sumaban los fuertes vientos del sur, o de Cuaresma, y en medio de esta atmósfera surrealista se alimentaba la creencia de que el Viernes Santo, “Cristo está muerto” y “el Diablo anda suelto”.
También se decía que debía tenerse cuidado porque el Viernes Santo ocurrían desgracias, sobre todo a quien violaba la solemnidad e iba a trabajar, o infringía la regla del ayuno de carne. Se decía que ese día eran frecuentes los accidentes fatales, y por tanto no se debía discutir, viajar ni usar armas de ningún tipo. El Viernes Santo tampoco se debía barrer la casa porque se llenaría de hormigas, salvo que se barriera con escoba amarga.
Otra costumbre del Viernes Santo resultaba antes, y resulta todavía hoy, impresionante: la representación del Vía Crucis (Camino de la Cruz) en 14 cuadros de los momentos que pasó Jesús hasta su crucifixión y muerte. Todo ello ocurre después de la misa del Jueves Santo, cuando el sacerdote deposita el copón con las ostias consagradas, simbolizando a Cristo preso y padeciendo los tormentos.
Supersticiones campesinas aseguraban que si en jueves o viernes santos alguien iba al monte y cortaba un palo, la planta, en lugar de derramar sabia, vertía “la sangre de Cristo”. Y algunos interpretaban el ayuno como que ese día toda la carne se convertía “en la carne y sangre de Cristo”.
Actualmente, ha disminuido la cantidad de supersticiones, y también la religiosidad de la gente debido al adoctrinamiento marxista intensivo entre los años sesenta y los ochenta. Sin embargo, se ha recuperado el Viernes Santo como día no laborable, de modo que los creyentes, católicos y protestantes, pueden conmemorar la fecha, de corrido, entre el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección.
Un Viernes Santo ocurrió en Cuba el famoso concierto, en la Ciudad Deportiva, de los Rolling Stones, también llamados Sus Satánicas Majestades, de modo que en La Habana, ese día, el diablo anduvo suelto con su tentación ya tradicional de sexo, drogas y rock and roll.
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