El médico cubano Jaime García estuvo entre los cientos de galenos que decidieron quedarse en Brasil tras el fin del programa Mais Médicos, y que ahora lucha por el sustento diario mientras estudia para someterse al examen que le permitirá revalidar su título.
Graduado en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, Jaime vive ahora en el municipio de Urupá, ciudad del interior del estado de Rondônia, aproximadamente a 400 kilómetros de la capital de ese estado, Porto-Velho.
Aunque García fue a trabajar a Brasil como parte del programa Mais Médicos junto a su esposa, que también es profesional de la salud, tras dar por acabado el Gobierno cubano de forma unilateral el convenio, su esposa sí regresó a Cuba.
Un medio local brasileño señala que por ser una persona muy simpática, pronto Jaime hizo muchas amistades en la ciudad, donde es catalogado entre quienes lo conocen de “empeñado y competente”.
Tras tener dificultades para conseguir empleo, García consiguió con la ayuda y el apoyo de amigos, lanzar un producto, un yogurt, que ha comenzado a comercializar en toda la ciudad.
Mientras tanto, Jaime estudia con ahínco para realizar la prueba que le podría dar la posibilidad de volver a ejercer la medicina.
La historia es una de las muchas que por estos días ilustran la vida de los médicos cubanos radicados en Brasil, marcadas por el sacrificio, pero también por la ilusión de reiniciar en algún momento el ejercicio de su profesión.
Lectores brasileños han dedicado frases de apoyo al médico cubano. “¡Tendrás éxito, Dios está contigo, estudia y confía en ti!”; “felicidades por tu buena disposición [...] Dios te bendiga mi querido amigo. El cielo es la meta. Un abrazo y mis mejores deseos para ti”, o un simple pero contundente: “¡Buena suerte!”.
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