Al portal oficialista Cubadebate no se le ha ocurrido una idea mejor que publicar un artículo criticando la escasez de medicamentos en España.
El sitio web decidió hacerse eco de un texto tomado del diario catalán El Periódico, en el que se informa del desabastecimiento del 50 % de las medicinas que las farmacias españolas piden a sus almacenes, un conflicto que se ha agudizado en los últimos dos años.
Según la publicación, ansiolíticos como el Trankimazin retard, y tratamientos para prevenir trombos como el Tromalyt 150, sin alternativas farmacéuticas directas, presentan graves problemas de suministro que obligan a los pacientes a ir al médico para que les indique un sustituto.
Mientras Cubadebate reporta las carencias en otro país, en la Isla al cierre de mayo faltaban unos 48 fármacos.
Autoridades del sector revelaron en el espacio Mesa Redonda que en el primer cuatrimestre de 2019 la cifra fue incluso superior. “El promedio fue de 72 faltas, y el mes de abril fue el de mayor afectación al finalizar con 85 faltas, incluidos 16 fármacos de tarjetas controladas”.
Muchos cubanos reciben las medicinas que necesitan de sus familiares en el extranjero o aprovechan cualquier salida al exterior para aprovisionarse.
Otros muchos no tienen otro remedio que pasar largas horas frente a las farmacias para poder comprar.
La Isla comenzó el año con una grave escasez de medicamentos que no se ha aliviado. En enero el Ministerio de Salud confirmó que al cierre de 2018 estaban en falta 36 medicamentos, la mayoría de producción nacional.
A pesar de que en 2018 el país superó los 200 proveedores de materias primas para su elaboración, persisten las afectaciones.
En el mes de mayo, se extendió el rumor de que pronto se perderían de las farmacias más de 150 medicamentos de los 761 que integran el cuadro básico del país. Como resultado, las personas comenzaron a acaparar cuanto pudieron.
El propio gobernante Miguel Díaz-Canel tuvo que reconocer que la crisis de medicamentos es un problema crónico que sigue sin solucionarse, y abogó por su ya conocida fórmula “mágica”: exportar más, importar menos y sustituir importaciones.
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