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Con una enorme cicatriz, así ha acabado la emblemática acera de granito que recorre la Rampa habanera, decorada desde hace décadas por mosaicos de destacados pintores cubanos, y dañada en los últimos días por obras de la Empresa Eléctrica.
La chapucería se veía venir, y no ha decepcionado. Las "obras" de la Empresa Eléctrica que llevaron a barrenar y agujerear sin piedad la legendaria acera han concluido, y el milagro no ha llegado.
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El resultado iluminará mejor la avenida, nadie lo duda, pero lo hará también para que no escape a nadie que donde había una acera con décadas de historia, en la que se aunaba -en amorosa convivencia- arquitectura y artes plásticas, ahora hay un monumento a la más insólita indolencia.
Tal es el desastre que incluso algunos peatones han alcanzado a inmortalizar su huella en el cemento recién colocado, lo que suma todavía más desidia al escenario.
En los últimos días, no pocos cubanos manifestaron su disgusto por lo que se veía venir, y el resultado final no ha tomado por sorpresa: la instalación del nuevo alumbrado de la calle 23 en realidad ha arrojado oscuridad sobre el ya lastimado patrimonio cubano.
"¿El fin justifica los medios?" "¿Dónde está el sentido común?", se preguntan de diverso modo pero con un mismo fondo muchos cubanos que claman por responsabilidades y una respuesta "oficial" a lo sucedido.
“Una huella electrificante la de la acera de la Rampa”, ha escrito el popular actor Mario Guerra en su perfil de Facebook.
“Cómo decía Maceo? ‘Quien intente apoderarse de Cuba solo recogerá su suelo hecho polvo?' Era así?”, ha ironizado por su parte el escritor Enrique del Risco.
Previamente ya había levantado su voz contra la barbarie el actor Ulises Toirac, y también desde el perfil de Facebook de Arquitectura de La Habana se preguntaban: "¿Realmente era necesaria la zanja para el cableado eléctrico...rompiendo el terrazo de la emblemática acera de la Rampa?".
Es de suponer que en los próximos días se lean nuevos epitafios en el libro de condolencias de la acera de la Rampa, abierto de forma espontánea en las redes sociales.
"Es una acera, peor es todo lo demás", sentenció un internauta; "pero duele"...respondió un anónimo.
La Habana cumple 500 años y la Empresa Eléctrica lo ha celebrado con una operación a corazón abierto en plena Rampa habanera, cuya cicatriz costará borrar.
Mientras tanto, no pocos temen ahora mismo por el mural de la reconocida pintora cubana Amelia Peláez, que recientemente ha sido desmontado de la fachada del hotel Habana Libre para su restauración.
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