Luis Álvarez, el oficial de policía retirado que recientemente se presentó ante el Congreso para solicitar ayuda por sus problemas médicos relacionados con los atentados del 11-S en Nueva York, acaba de morir a la edad de 53 años.
Álvarez padecía un cáncer provocado por el tiempo que pasó con otros socorristas en los escombros en la zona cero, según dijeron sus propios familiares.
"Perdimos a otro socorrista del 11 de septiembre. Nuestros pensamientos están con la familia y los amigos del Detective Luis Alvarez de la Policía de Nueva York", escribió la organización Ray Pfeifer Foundation en Twitter .
El pasado 11 de junio, este hombre había pronunciado ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes un comunicado que conmovió al mundo, con el fin de solicitar una extensión del Fondo de Compensación de Víctimas del 11 de septiembre, ya que muchos de los involucrados en el suceso de las Torres Gemelas tienen necesidades médicas no cubiertas por el seguro.
"Todos dijeron que nunca lo olvidarían. Bueno, estoy aquí para asegurarme de que no", dijo.
Luego de sus declaraciones, a Álvarez lo enviaron a un centro de cuidados paliativos porque "no hay nada más que puedan hacer los médicos para combatir el cáncer", dijo entonces.
En declaraciones a NBC Nueva York dijo antes de morir: "Ese es mi objetivo final, el legado, que se apruebe este proyecto de ley para que los primeros socorristas tengan la cobertura que necesitan. Todavía puedo trabajar desde mi cama, todavía puedo correr la voz".
Los primeros socorristas que acudieron cuando el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 cometidos por 19 miembros de la red yihadista Al Qaeda, respiraron polvo pulverizado con muchos elementos tóxicos como cemento, asbesto, plomo, fibras de vidrio, dioxinas y otros químicos.
El Programa de Salud del World Trade Center apuntó que el cáncer de Alvarez fue uno de los muchos casos relacionados con las consecuencias de los ataques del 11-S.
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