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“Este país se ha convertido en un macrovertedero”, opina una doctora cubana

"El tema de comunales es ya viejo. Se trata de un sector en el que se trabaja por impulsos. Se coge mucha furia con la basura por unos meses y luego vuelve la despreocupación"

Basura en el parque Manolito Aguirre, Centro Habana © CiberCuba
Basura en el parque Manolito Aguirre, Centro Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

Por más que nos duela a los cubanos, el problema de comunales, el reguero de basura, la falta de higiene o como usted prefiera llamarlo, lo arrastramos desde hace décadas.

A tenor con la doctora Gabriela, de 49 años, “antes de los 90 este problema no existía. La inconciencia y el relajo vinieron con la escasez. El tema de comunales es ya viejo. Se trata de un sector en el que se trabaja por impulsos. Se coge mucha furia con la basura por unos meses y luego vuelve la despreocupación. Yo diría que la falta de salubridad y la mala alimentación son algunos de los peores indicadores de nuestro nivel de vida.

“Es una vergüenza lo que pasa porque demuestra que no somos un pueblo tan culto como se dice. A la población hay que aplicarle las leyes por cometer indisciplinas, pero la población no es la responsable de que falten basureros o no se recojan diariamente.

“Los servicios comunales cubanos no solo incumplen con el mantenimiento de la limpieza de calles, parques y otros sitios públicos, sino con el de los propios cementerios. Creo que lo que más necesita esa rama, además de orden, es financiamiento, y no solo del presupuesto del Estado. Cada ciudadano debe contribuir con mantener la higiene de un país que se ha convertido en un macrovertedero”, explica la especialista en Medicina General Integral.

De acuerdo con Aida, una ama de casa del capitalino municipio de Diez de Octubre, “la situación en mi barrio es desastrosa. La demora en la recogida de la basura hace que los vecinos inevitablemente desordenen los contenedores y que, quienes viven cerca de donde están ubicados, los muevan lejos de sus casas porque están llenos de cucarachas, ratones, moscas y mosquitos.

“Ya hay personas que por cuenta propia se dedican a cobrar por botarles la basura a ancianos e impedidos físicos, por ejemplo. No sería mala idea que se crearan cooperativas o que hubiera trabajadores privados encargados de recoger y procesar la basura. Tal vez así podríamos ir creando poco a poco una cultura del reciclaje, de dividir la basura por tipo de materiales como se hace en Europa.

“Igualmente hace falta dinero para invertir y comprar plantas de reciclajes, carros especializados, medios de protección, contenedores de basura. El pollo de este arroz con pollo no está en las indisciplinas de la gente, sino en la falta de recursos”, afirma.

Un informe reciente del Parlamento cubano revela que las provincias con más dificultades en la disponibilidad de equipamientos para la recogida de desechos sólidos son Matanzas, Cienfuegos, Ciego de Ávila, Las Tunas y Holguín.

De igual forma, el documento plantea que las dificultades en el completamiento de la plantilla de cuadros y de trabajadores, la irregular capacitación del personal de comunales, la carencia de equipos para trabajar en todos los territorios, la escasez de piezas de repuesto para los equipos y los neumáticos, y la presencia de microvertederos y macrovertederos en las zonas de ubicación de los tanques son algunas de las deficiencias del sector.

Al respecto, comenta el electricista Rodolfo, de 39 años, que “se supone que la Asamblea Nacional sea quien resuelva el problema, pero allí se paran los diputados a pedirle a otro que lo resuelva. ¿Quién si no ellos pueden darle una solución a esto? Lo que pasa es que los jefes no hacen lo que deben hacer y el pueblo no tiene el poder real de confrontarlos y penalizarlos por eso.

“Ni siquiera porque atravesamos la peor época para el desarrollo de epidemias extremamos las medidas y somos constantes para controlarlas. Vivo en Pinar del Río y aquí nada hace que los vertederos no estén abarrotados de desechos sólidos.

“Pienso que la limpieza y el manejo de desechos de las ciudades podrían hacerlo particulares a los que de algún modo se les facilitara la adquisición de equipos, contenedores para guardar la basura y medios de protección.

“Lo otro es hacer valer lo que dicen las leyes. La basura se tira en cualquier lugar, incluso, estando depósitos cerca. Se hacen basureros en cualquier esquina, haya o no cestos allí. Creo que es hora de tomar medidas fuertes, multas altas e inspectores dondequiera. Es la mejor manera de educar a las personas”, dice.

Tal como confirma la oftalmóloga Yusimí, “hacen falta penas severas para los que botan la basura fuera de los tanques. Hay varias calles de Marianao y La Lisa donde a diario veo que no hay ni siquiera tanques de basura. Así la basura se queda durante semanas tirada en el suelo hasta que comunales viene y recoge lo que puede con un camión; el resto se queda allí.

“Se tiene una gran deuda con la limpieza de nuestra comunidad. Otro problema es la quema de desechos sólidos. Las personas se ven tan desesperadas que hasta en el patio de su casa queman basura sin importarles si afectan al de al lado. Al paso que vamos no disminuirán las enfermedades con las que luchamos desde hace rato.

“No obstante, no solo hay que multar al que bota; tendría que haber inspectores en cada esquina las 24 horas del día. La solución comienza con una estrategia que tenga en cuenta la carencia de medios, equipamientos, combustible. Creo que en los barrios podrían organizarse brigadas de recogida de basura, en cooperativas, con recursos propios.

“Es una pena ir pasando por calles sucias, cruzando charcos, evitando inmensos basureros y expuestos a cualquier enfermedad, propiciada por moscas, perros que se alimentan de esos desechos y mosquitos. Duele que mientras se levantan lujosos hoteles, se extienden la falta de higiene y las precarias condiciones de vida”, acota la médico de 36 años.

Desde la óptica de Julio, propietario de una cafetería en La Habana Vieja, “uno no ve nunca a ningún directivo dando explicaciones de lo que se hace mal y por qué. No solo hacen falta regulaciones más radicales, sino soluciones locales a los problemas. En todas partes no hay que esperar a que lleguen camiones japoneses. Hay que atender mejor a los trabajadores, ayudarlos más con ropa, calzado y elementos de protección.

“La población necesita saber cuáles son los horarios de recogida y dónde se deposita la basura. La ley tiene que contemplar qué hacer con los escombros y dónde echarlos. Es una falta de respeto que se usen camiones nuevos, que se gaste (y venda por la izquierda) el combustible y se paguen miles de salarios para hacer mal el trabajo. En la mayoría de los casos los camiones dejan basura afuera de los contenedores o viran y rompen los contenedores por tirarlos en vez de colocarlos con cuidado donde van.

“Llevamos años haciendo en vano propuestas de implementación de un sistema integrado de gestión de residuos sólidos. También pidiendo que se coloquen suficientes cestos de basura en las ciudades porque es muy difícil que alguien camine varias cuadras con basura en la mano, para depositarla en un cesto o contenedor, así como que se difunda la frecuencia del paso de los carros de recogida”, concluye el cuentapropista.

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