Rosa se quedó “de piedra” cuando en el matutino de la escuela de su hijo de nueve años este miércoles se paró un funcionario del gobierno en La Habana para explicar que “como la situación con el combustible es compleja, cada guagua dará solo dos viajes diarios”.
De acuerdo con la económica de 37 años, “supongo que se refiriera a las rutas alimentadoras, las que no son principales (P) porque si los P dan dos viajes diarios terminaremos cogiéndonos por el cuello los unos a los otros por tal de no llegar tarde a trabajar o estudiar. Será un infierno salir o llegar a casa.
“Lo que más me asombró fue que un representante del Estado utilizara un centro educacional para decirles a los padres que no habría en qué moverse, pero que el fin de semana habría feria. Fue como decirnos: ‘No habrá transporte, pero sí adonde ir a emborracharse y olvidarse un poco de los problemas’.
“¿Para quién es noticia que se reducirán los viajes en las terminales de ómnibus metropolitanos si es algo que ocurre hace ya tiempo? Menos mal que la Mesa Redonda de ayer fue para ‘informarnos oportunamente’. Nos avisaron ya cuando había 20 bolas corridas en la calle”, agrega con tono sarcástico.
Si bien el ministro de Transporte de la isla aseguró que este jueves se darían a conocer las medidas concretas que se tomarán en el sector, el electricista retirado, Julio Alfredo, afirma que “lo que se está hablando es que al transporte público le van a quitar rutas hasta nuevo aviso, sobre todo a las que no son P. A los ómnibus de La Habana, por ejemplo, se les está dando la cantidad justa de combustible para cada viaje.
“Hace rato presentíamos que esto vendría. El transporte es lo que más nos afecta ahora mismo. Desde los noventa no se veía tanta gente botada en las paradas. La situación está igual de mala en los paraderos de Alamar, Playa o Santiago de las Vegas.
Hace rato presentíamos que esto vendría. El transporte es lo que más nos afecta ahora mismo
“Es insostenible esta realidad. Hace tiempo se habló de variantes como horario escalonado o flexible, jornadas de trabajo más cortas, pero seguimos enfrascados en que hay que estar nueve horas en el centro laboral, aunque se esté a veces en condiciones infrahumanas”, puntualiza el ingeniero de 68 años.
De acuerdo con el informático Enrique, el aparato estatal ha ido reduciendo desde hace varios meses la entrega de combustible a sus vehículos, especialmente a los ligeros, pero debería hacerlo aún más y dedicarle todo el recurso que tenga al transporte público.
“Los dirigentes se han estado refiriendo a que hace falta más sensibilidad de los choferes que pasan por donde hay un grupo de personas y no paran a recoger, pero son los jefes los primeros que hacen eso porque se creen que tienen carros particulares. Es absurdo que en la situación que estamos haya empresas que tienen más de 50 carros administrativos.
“Sabíamos que la crisis en Venezuela nos golpearía duro porque poco podemos resolver con el 40% de la demanda energética nacional que es lo que producimos aquí. Ahora el combustible viene de países como Rusia. Viene al menos la misma cantidad que venía de Venezuela, pero al doble del precio y en mucho más tiempo.
“La mayor culpa la tenemos los propios cubanos que no hemos sabido hacer funcionar eficientemente este país sin depender de lo que otros puedan darnos”, destaca.
La mayor culpa la tenemos los propios cubanos que no hemos sabido hacer funcionar eficientemente este país sin depender de lo que otros puedan darnos
Al respecto, opina Ariel que “las dificultades del transporte se han agravado, pero los choferes son inconscientes. Si tanto combustible hay que ahorrar, que se parqueen todos los autos de los funcionarios y solo queden los imprescindibles.
“Además, podrían reducirse las jornadas laborales porque no es fácil sudar la gota gorda para llegar al trabajo y pasarse el día entero allí sin hacer nada porque para donde quiera que uno se vire hay algo que ahorrar. La solución no es reducir las asignaciones de combustible sino los parques automotores que están sobredimensionados en muchas entidades.
“Hoy incluso los choferes de las guaguas se detienen a una cuadra de la parada, mientras los infelices nos quedamos durante horas esperando a que algo aparezca. Lo poco que tenemos hay que aprovecharlo mejor. Hay que reorganizar los horarios del transporte para apoyar en los picos a la población, especialmente a niños y adolescentes que se trasladan hacia sus escuelas.
“Además, no es un secreto que la dificultad del arribo de combustible hará que la especulación aumente considerablemente y que muchos choferes particulares, por ejemplo, se aprovechen y suban los precios del pasaje como ya está ocurriendo. Cualquier tramo que antes costaba 10 pesos cubanos ahora está en 25 y podría seguir subiendo”, indica.
Según expresa un forista en Cubadebate, “es imposible llegar a la CUJAE en estos días. Quitaron todas las rutas de las guaguas de la entidad porque no hay combustible. Menos mal que no es algo permanente porque no hay forma de estar a las 8:00 de la mañana en la escuela y mucho peor es virar a las 6:20 de la tarde para la casa”.
Otro usuario del mismo sitio asegura que habría que salir a la calle “como yo ayer que me pasé dos horas en horario del mediodía en una parada de Diez de Octubre para poder coger una guagua y las cosas que escuché en esas dos horas fueron el verdadero sentir del pueblo. Soluciones, el pueblo quiere soluciones, no discursos cargados de arenga política”.
Sandra, dependiente de 32 años, considera que “tendremos una especie de toques de queda, sobre todo en las noches. Si la circulación de los P se concentrará en los horarios de mayor número de personas habrá gran parte del día en que las calles estén peladas y no habrá en qué ir de un lado al otro. Espero por lo menos que cuando vayan a repartir bicicletas sean más sofisticadas que las del Período Especial anterior”.
Espero por lo menos que cuando vayan a repartir bicicletas sean más sofisticadas que las del Período Especial anterior
Por otro lado, agrega la trabajadora privada, “es una lástima que los mayores afectados vayamos a ser los cuentapropistas. Miles de cafeterías, restaurantes, bares, casas de renta, negocios que subsisten con la electricidad, se verán seriamente afectados y cerrarán y eso hará que miles de familias pierdan su fuente de ingresos.
“El país necesita invertir hoy mucho más que nunca en las energías renovables, dejar de botar recursos y aceptar la ayuda extranjera. No podemos seguir dándonos el lujo de desperdiciar las oportunidades de acabar con el hambre y la miseria en nombre de la dignidad porque los principios no se comen”, concluye.
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