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No se trata de una situación coyuntural como se asumió en su momento: el desabastecimiento llegó para quedarse y es lo único que sobra hoy en la red de farmacias cubanas.
Como añadido a la angustiosa situación que genera una dolencia en los pacientes y sus familiares, está el hecho de no encontrar el medicamento que permite curar, o por lo menos, hacer más llevadero su padecimiento.
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Desde antihistamínicos o analgésicos, pasando por los antibióticos y llegando a fármacos imprescindibles para tratar dolencias crónicas, la situación vuelve a tocar fondo. Y muchos cubanos se ven obligados a recurrir a alternativas más onerosas cuando de encontrar el bienestar se trata.
Esto no es nuevo, desde hace años existe una verdadera red para la venta ilegal de medicamentos en Cuba, un negocio que les ha permitido lucrar a unos pocos con las necesidades de las mayorías. Corruptela que ha cebado precisamente a partir de las necesidades de quienes demandan los fármacos más deficitarios.
Sin embargo, de 2016 a la fecha la escasez se ha agudizado considerablemente, y con ella cada vez son más los que ven en el acaparamiento y (re)venta de medicamentos, una fuente de sustento económico.
Muchos de los suministradores de este mercado informal son trabajadores de los diferentes niveles del sistema de farmacias y ópticas, aunque también existen familias enteras de falsos enfermos que acaparan los fármacos con la ayuda de un doctor.
Hace aproximadamente un año fue llevada ante los tribunales de la provincia una enfermera que sustraía jeringuillas desechables y antibióticos de uno de los principales centros de salud de Villa Clara. Antes habían sido procesadas otras dos que adulteraban el “alcohol 90” que se le asignaba para sus labores, y cuyo excedente luego era vendido en el mercado informal.
No obstante, la “mano dura” no ha logrado frenar un fenómeno que lejos de mitigarse pareciera crecer. El pasado mes de agosto, las autoridades policiales detuvieron en la calle Toscano de la ciudad de Santa Clara, a una señora que ofertaba medicamentos de manera regular, y aseguraba que estos procedían de la vecina provincia de Matanzas.
“Antes estabas en una cafetería o comercio y se acercaban a ti para proponerte discos quemados con películas, música o novelas. Ahora te ofertan los mismos medicamentos que faltan en las farmacias”, explica una santaclareña que a la vez reconoce: “para serte honesta yo, aún cuando lo veo mal, me he visto en la obligación de comprar algunos como el alprazolam, por ejemplo”.
“Tan común resulta la escasez para los propios doctores que a veces ya no te prescriben nada, solo te preguntan si tienes algún familiar o amigo que te pueda resolver afuera o que trates de comprarlo por ahí”, explica la mujer. No pocas veces el personal de las unidades asistenciales de la isla pone bajo aviso a los pacientes, pues solo en el caso de que puedan traer consigo los recursos deficitarios recibirán el tratamiento que estos últimos demandan.
Sin embargo, hace un par de semanas atrás se generaron fuertes cuestionamientos al sistema de salud de la isla y al accionar de las fuerzas policiales debido a los maltratos que recibieron dos cubanos residentes en el exterior cuando intentaron entrar un maletín con insumos y medicamentos a una institución hospitalaria.
El mercadeo de fármacos y aditamentos médicos rebasa los espacios públicos y se ha desplazado incluso al terreno de las redes sociales. Gracias a sitios como Telegram es posible encontrar desde antibióticos, antihipertensivos, vitaminas, colchones antiescaras y sillas de rueda, hasta las jeringuillas que ahora mismo siguen deficitarias en las unidades asistenciales de Villa Clara.
En no pocos casos los medicamentos y equipos son importados desde el extranjero e, incluso, encargados de antemano como parte de encomiendas realizadas desde las mismas redes sociales.
Cada uno de estas manifestaciones tienen lugar porque hay una verdad de fondo que les da sentido: el mercado informal de medicamentos existe y crece en la misma medida en que aumenta el número de pacientes esperando a las puertas de una farmacia.
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