Exiliados cubanos en Miami se despidieron desde la distancia a Armando Sosa Fortuny, prisionero político que falleció este lunes en Cuba, donde llevaba preso 26 años.
Compañeros de encierro y activistas opositores se reunieron en la Casa del Preso, en el barrio de La Pequeña Habana, para rendir homenaje a quien se consideraba el preso político más antiguo del régimen castrista.
Orlando Gutiérrez, de la Asamblea por la Resistencia, describió la situación de Sosa Fortuny como “un crimen de lesa humanidad”.
El fallecido cumplía una condena de 30 años por entrada ilegal al país y cometer actos contra la Seguridad del Estado. El gobierno cubano jamás lo indultó, y aunque en 2018 le comunicaron que le habían concedido “la mínima” –término que en el argot carcelario significa la antesala de una libertad condicional o licencia extrapenal– dicha medida no se materializó.
Su primo Víctor Fortuny, único familiar que vive en la Isla, reveló que había decidido cremar el cuerpo.
“El cadáver se encuentra en la sede del Instituto de Medicina Legal. Yo lo identifiqué y comuniqué a los oficiales de la Seguridad del Estado que decidía que lo cremaran”, dijo.
“Después, su hermano, Arturo Fortuny, que vive en Miami, y yo tendremos que llegar a acuerdo sobre cuál será el destino de las cenizas, Cuba o Miami”, añadió.
Mientras ese proceso se desarrolla en la Isla, en la Casa del Preso, en Miami, las cenizas de Sosita, como lo llamaban sus amigos, “ya tienen un sitio reservado” junto a las de otros combatientes anticastristas caídos, según informó Luis González, vicepresidente del Presidio Político Histórico Cubano.
En opinión de Horacio García, del Consejo por la Libertad de Cuba, Miami debe ser el lugar donde reposen para siempre sus restos.
“Es una decisión de familia, pero voy a ser egoísta. Yo las quiero aquí, en tierra de libertad”, sentenció.
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