Issack Ibrein Robow, chofer del vehículo que el pasado 12 de abril trasladaba a los dos médicos cubanos secuestrados en Mandera (Kenia), nunca intentó escapar cuando los terroristas atacaron el auto, según informó el Daily Nation.
"Había suficiente espacio a ambos lados de la carretera para que el conductor de la camioneta escapara, pero nunca intentó utilizar ese espacio", aseguró ante un tribunal Arphaxad Nguka, un detective forense que reconstruyó la escena del crimen.
Robow fue acusado de ayudar en el secuestro y de cometer un acto terrorista. También tiene que responder ante la justicia por dos cargos más: falsedad de documentos y estar ilegalmente en Kenia.
A juicio de Nguka el tiroteo tenía un objetivo específico, que era el ocupante del asiento del copiloto, donde iba un oficial de policía.
"Al menos cinco balas apuntaban al asiento del copiloto, lo que significa que los asaltantes conocían el objetivo después de ser informados porque era difícil saber quién estaba sentado en ese vehículo cuando estaban los cristales tintados", afirmó.
"Mi análisis mostró que fue un disparo a corta distancia que tenía un objetivo específico y sobre la protección de algunos pasajeros dentro del vehículo", añadió.
El caso volverá a ser tratado ante la corte el próximo 12 de noviembre, cuando se cumplirán siete meses del rapto.
Los médicos Assel Herrera Correa y Landhi Rodríguez fueron secuestrados en la ciudad de Mandera por presuntos militantes de Al-Shabaab. Los asaltantes bloquearon el auto en el que viajaban ambos profesionales sanitarios cuando se dirigían a sus puesto de trabajo en el hospital de esta ciudad.
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