El gobierno provisional de Bolivia tras la renuncia de Evo Morales decidió retirarse de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y cesar a un 80 % de sus embajadores.
"Nos hemos retirado del ALBA", dijo la canciller Karen Longaric. "El escenario del ALBA, no nos interesa para nada".
Según afirmó la funcionaria, ya se ha cesado en sus funciones a Sacha Llorenti, en Naciones Unidas, y Ariana Campero, en Cuba, pero también a un 80% de los embajadores.
Longaric añadió que esta decisión es porque esos embajadores no eran de carrera diplomática, sino políticos designados por el gobierno de Evo Morales, y por tanto ya no pueden hacer uso de las sedes diplomáticas.
Dijo también que otros funcionarios de carrera de la Cancillería se están haciendo cargo de las embajadas.
Dichas declaraciones llegan a raíz de que Diego Pary manifestara desde Nicaragua que seguirá ejerciendo como Ministro de Relaciones Exteriores y que participó de una reunión del Consejo Político del ALBA.
Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, países que encabezan el ALBA, acordaron apoyar el regreso de Evo Morales y acusan al ejército boliviano de violentar el orden constitucional, llamando a esta situación "golpe de Estado consumado".
Según el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, la renuncia de Evo Morales como dirigente de Bolivia es una señal que está recibiendo América Latina.
"La señal que le están dando a América Latina porque hemos apostado a la vía electoral, pero creo que lo de Bolivia es una prueba de fuego para que se pueda sostener la mínima confianza en la vía electoral, de lo contrario los pueblos se sentirán con todo el derecho, la obligación, de tomar las armas para buscar el poder por la vía revolucionaria", aseguró.
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