Si bien en el primer semestre de 2019 el pollo fue uno de los alimentos más deficitarios en las tiendas cubanas, hoy las neveras están bien aprovisionadas de paquetes procedentes de Estados Unidos.
“Falta de casi todo, menos pollo, salchichas o aceite. Como eso fue precisamente lo que se desapareció a inicios de este año parece que el gobierno mandó a priorizarlo. Ahora lo que no te encuentras papel sanitario, ni café, ni un refresco”, explica Ana María, una santaclareña que espera en uno de los mostradores del mercado Las Villas, para pagar dos paquetes de pollo.
“Mira, es pollo enemigo”, refiere con sorna, mientras señala con su índice los rótulos U.S.A., como para no dejar margen a la duda. Luego continúa: “estos son más caros, pero son los mejores, dan más resultado que los que empacan aquí porque a esos les meten pedazos de hielo”.
Como ella, son varios los clientes que reparan en los paquetes, y descubren con sorpresa, desconcierto o satisfacción, que esos contramuslos provienen de los Estados Unidos.
Después de tanto tiempo escuchándolo en la escuela o el noticiero, leyéndolo en la prensa o en las vallas políticas de todo el país, es cuando menos extraordinario encontrarse productos estadounidenses en las tiendas del estado. Al menos lo es para ese grupo de personas que desconoce que el gobierno norteño pone a disposición de la Isla considerables volúmenes cada año.
Las exportaciones de alimentos de Estados Unidos a Cuba aumentaron un 50 % en 2017, alcanzando los 250 millones de dólares. Según datos publicados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, citados recientemente por el economista cubano Pedro Monreal, en mayo de este año se disparó la compra de pollo estadounidense, “mes en el que Cuba fue el segundo importador de pollo de EE.UU. a nivel mundial”.
Cualquiera podría asegurar que al cubano solo le interesa tener comida, venga de donde venga. Pero este pueblo cree demasiado en los simbolismos, y ese paquete de pollo con la bandera de las barras y las estrellas tiene mucho que decir en términos políticos.
“Durante el gobierno de Obama no me hubiera extrañado, pero que sea con Trump, me sorprende, de verdad. Porque este, mientras dice que nos está defendiendo lo que cada vez nos aprieta más a nosotros, al pueblo, no al gobierno. Los dueños del país siguen dándose la buena vida, y es el pueblo el que la pasa feo”, reflexiona otro cliente entrado en años que no pierde tiempo para jaranear: “Quien nos bloquea nos vende pollos. De milagro no le cambian el empaque”.
El desabastecimiento de pollo en los mercados de la Isla fue una constante durante el primer semestre de 2019, sobre todo a raíz del deterioro de relaciones comerciales con el gobierno de Brasil, uno de los principales suministradores de cárnicos a Cuba.
Transcurrida la primera semana de diciembre, la situación es bien distinta. Sin embargo, desde ahora muchos acuden a las tiendas a hacer sus compras navideñas para no volver a tropezar con el desabastecimiento vivido durante la recta final de años anteriores.
También habrá demasiadas mesas del país que no tendrán la gracia de un muslo de pollo en la nochebuena, o que quizás ni se enteren del minuto exacto en que cambie el calendario. El nuevo año no presagia siempre una vida nueva, pero sí viene con otro año de "Revolución".
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