Cuba reconoció que la actividad de las guarderías privadas alivia la insuficiencia de estos servicios brindados por el sector estatal, según trascendió en sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
La admisión de la actividad privada en este nivel de enseñanza sobrevino como una especie de bálsamo en momentos de carencia de centros especializados en el país.
El portal oficialista Cuba.cu informó que casi dos mil personas en la Isla cumplen labores en el cuidado de niños pequeños, para lo cual los Círculos Infantiles del Estado no hubiesen dado abasto por sí solos. De modo que el trabajo por cuenta propia en este rubro ha rendido sus frutos.
La titular de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, sostuvo que menos de la mitad de las personas que desempeñan esas funciones han pasado los cursos ofrecidos por el ministerio. Al mismo tiempo, aseguró que las familias continúan apostando por dejar sus niños al amparo de los Círculos Infantiles.
También indicó que, antes de construir nuevos centros desde sus cimientos, debía analizarse la posibilidad de aprovechar locales que otras instituciones no van a utilizar. Es más fácil habilitar un local y poco a poco se van incrementado las capacidades, dijo.
Al respecto, la Ministra de Trabajo, Margarita González, informó que se repararon más de 200 círculos en el país, a la par que reconoció que en 33 municipios cubanos solo funciona un círculo infantil. Actualmente, en el país hay 1083 instituciones educacionales de este tipo para 134 900 niños, según citó el también oficialista Cubadebate.
Datos oficiales recogidos en octubre pasado por el diario Juventud Rebelde, señalaban que entonces el país contaba con 1 122 círculos infantiles, de ellos 1 085 se encontraban realizando sus funciones y 37 estaban cerrados por problemas constructivos (32 de ellos, en La Habana).
María de los Ángeles Gallo Sánchez, directora de Educación de la primera infancia del Ministerio de Educación (MINED), informó entonces que las capacidades disponibles no satisfacían la demanda de todas las madres trabajadoras que solicitaban matrícula para sus hijos, y reveló que había 41 782 solicitudes pendientes.
Una de las provincias con una situación más grave era La Habana, donde se presentaba un déficit de 181 educadoras y 2 379 auxiliares pedagógicas, lo cual provocó el cierre de 183 salones.
Otras afectaciones conocidas fueron en la alimentación. Desde Santiago de Cuba, a comienzos de 2019, varios padres manifestaron su inquietud por que sus hijos, que asisten a esas instituciones educativas del Estado, no comieron pollo durante más de un mes tratándose de un alimento habitual a tales niveles.
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