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Habla madre del joven cubano asesinado en Flores, La Habana: “Todo lo podía haber logrado”

Itzel Valdés Roque, la madre del joven Andy García Valdés, asesinado en el mismo edificio donde vivía, cuenta la verdad sobre la desaparición y muerte de su hijo en el reparto Flores, en Playa, La Habana.

Itzel Valdés Roque, junto a sus hijos Andy (izquierda) y Robert (d). © Cortesía a CiberCuba
Itzel Valdés Roque, junto a sus hijos Andy (izquierda) y Robert (d). Foto © Cortesía a CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

La semana pasada un joven cubano desapareció en el reparto Flores, en Playa, La Habana, y lamentablemente dos días después fue encontrado muerto en el mismo edificio donde vivía con su novia.

CiberCuba contactó con la madre de Andy García Valdés, el joven asesinado. Itzel Valdés Roque nos contó detalladamente todo lo sucedido en las primeras horas de desaparición de su hijo hasta el fatal desenlace.

El asesino, Orlis Rodríguez, confesó el crimen al ser descubierto por la policía después de negarlo frente a los familiares y autoridades que investigaron el paradero de Andy.

CiberCuba reproduce a continuación de manera íntegra el testimonio de esta madre cubana que pide justicia para su hijo y aclara todo lo acontecido desde el 6 al 8 de enero cuando recibieron la triste noticia:

Mi nombre es Itzel Valdés Roque, soy la madre de Andy García Valdés, de 25 años de edad, y quiero aclarar la verdad de todo lo que aconteció desde el principio con relación a su asesinato.

Todos los hechos ocurrieron en la Calle 170 % 1ra y 5ta, Reparto Flores, Municipio Playa, La Habana.

El lunes 6 de enero a las 11:30 pm, recibo una llamada del número de Andy, era Sheila, su novia, para preguntarme desesperada si sabía algo de él, porque había bajado a guardar la moto en el garaje a las 8:30 pm y la moto continuaba parqueada en la calle. Había bajado con un pantalón negro, un suéter gris oscuro finito a pesar del frío de la noche y un par de chancletas. Solo llevaba la llave de la moto, las del apartamento y el celular de ella que usaban en común desde hacía bastante tiempo.

Él era muy cuidadoso y jamás demoraba o se movía de lugar sin antes avisar, así que ella esperó impaciente esa primera hora, aunque él le dijo antes de bajar que subía rápido a bañarse y comer, así que la primera de cientos de llamadas al móvil la hizo a las 9:30 pm, siempre dando fuera de cobertura, algo muy raro en Playa.

Revisó la billetera que había dejado encima de la mesa, con la esperanza que hubiese tomado dinero para comprar algo en el CUPET de última hora, pero todo el dinero y documentos seguían intactos. Bajó en tres ocasiones diferentes a buscarlo en todos los lugares probables y nada. Todo esto pasó en las primeras 3 horas de su desaparición hasta que decidió llamarme.

Cuando me relató todo enseguida me dio un vuelco el corazón, porque yo conocía bien a mi hijo y sabía que algo muy serio estaba pasando. Siempre tuvimos mucha confianza, yo le contaba todas mis cosas y él a mí, fueran buenas, malas o regulares, así que le dije a Sheila que hiciera rápido la denuncia en la policía, que yo saldría para allá, pero demoraba un poco por la distancia entre San Miguel del Padrón donde vivo y Playa.

Llamé a mi padrastro Jesús Piña para que me acompañara por la hora de la noche, pero mi cuñado Miguel Andino enseguida dijo que iríamos en su carro. Cuando llegamos Sheila nos enseñó la denuncia que redactaron por persona desaparecida en la Unidad 08 de Siboney y le explicaron que solo podían llamar a los Hospitales y otras Unidades Policiales, porque siempre los desaparecidos aparecían al otro día sin problemas.

Yo no podía quedarme esperando, así que decidimos salir a buscarlo desde que llegamos esa madrugada por nuestra cuenta, en todos los lugares que podría haber estado de haber tenido problemas. Rastreamos los cuatro con las luces de los celulares muchas cuadras de costa hasta mojarnos con el mar encima del "diente de perro", en fanguizales, todos los lugares que tenían la hierba muy alta, en todos los depósitos de basura...

Amaneciendo comenzamos a tocar en las puertas de los vecinos, que muchos ni se habían levantado aún. Teníamos que continuar nuestra propia investigación sin perder ni un segundo, porque la policía en estos casos no hace nada hasta pasadas las 24 horas desaparecido.

En el apartamento de ese monstruo desalmado (Orlis Rodríguez, el asesino confeso) no tocamos a la puerta, porque fue la primera persona (si se le puede llamar de esa manera) que vio mi cuñado Miguel al amanecer en el balcón de su apartamento y le dijo que él lo había visto bajar como a las 8 y pico o 9 y pico pm, que no estaba seguro. El resto de los vecinos que lo vieron por última vez, coincidieron que fue sobre las 8 y pico pm en los bajos del edificio, o saliendo, o volviendo a entrar en su escalera.

El garaje donde guardaba la moto está cruzando la calle frente al edificio y es de un vecino que desinteresadamente lo dejaba parquear ahí. Acostumbraba a guardarla de 8:30 pm a 9:00 pm todos los días. Cuando el garaje estaba cerrado, iba a la otra escalera a pedirle la llave al dueño del garaje y cuando la guardaba se la devolvía.

Ese día, según testigos en el lugar, la moto estaba parqueada frente al garaje, donde las personas hacen la cola de la cabecera de las Gacelas y los Taxis de la ruta 10 y 20. El garaje estaba cerrado y el fue a pedir la llave, pero ni tuvo que subir esa otra escalera, porque los nietos de su vecino estaban sentados en los bajos y le dijeron que fuera después porque su abuelo no estaba en ese momento. Ellos vieron a Andy tomando la moto de frente al garaje, cruzar la calle con ella y parquearla en la misma calle pero frente al edificio, donde tenía mejor visibilidad desde la ventana de su cuarto en el 5to piso, le activó la alarma y lo vieron coger hacia la escalera que lo llevaba a su apartamento.

Él cuidaba muchísimo su moto, era imposible que la dejara a propósito toda una madrugada en la calle, porque aún dentro del garaje la tapaba con nylon. La moto estuvo parqueada en la calle frente al edif durante 24 horas, hasta que nos dijeron que era mejor guardarla en el garaje para que no pasara otra noche afuera y entre dos vecinos tuvieron que cargarla y arrastrarla, después de arrancar los cables de la alarma, porque no teníamos la llave para hacerlo de la forma normal.

No descuidamos nuestra investigación, ni la búsqueda en ningún momento, y muchos vecinos del lugar se nos unieron también. Se registraron las cisternas que están detrás de los edificios, el techo...

En la mañana su novia Sheila descubrió que faltaba inexplicablemente todo el dinero (20 CUC, 100 MN y menudo) que había en su billetera. No podíamos entender cómo era posible, así que nos dispusimos a buscar alguna otra cosa que faltara en la casa y sí, nos dimos cuenta que además (no estaban) su par de tenis nuevo, uno de los tres desodorantes que estaban en el baño y una navaja roja que debía estar encima de la mesa. Igual todos buscamos varias veces por todo el apartamento, intentando encontrar lo que faltaba o algo más perdido, pero nada, no aparecieron ninguna de las cosas.

Nos pasaban montones de ideas diferentes por la cabeza, pero todas nos llevaban al mismo sitio: le pasó algo muy malo a Andy.

Los amigos, vecinos, familiares, todos, nos enfrascamos en llamar y visitar hospitales, llamamos a la central de ambulancias, la morgue... porque si estaba bien de algún modo se habría comunicado, pero si estaba mal no tenía identificación que ayudara a reconocerlo.

Antes de las 24 horas dictadas por la Policía, fuimos para la Unidad 08 de Siboney un grupo de personas a exigir que hicieran algo, porque tanto familiares, como amigos y vecinos sabían que Andy nunca se perdería por su propia voluntad. Primero comenzaron diciéndonos que había que esperar, que por sus experiencias en muchos casos sabían que normalmente los desaparecidos estaban en alguna fiesta, en la casa de otra mujer, o en cualquier locura que se les ocurriera de momento.

Eso trajo un escándalo general, porque le refutamos cada palabra y ejemplo, porque Andy siempre avisaba de cualquier movimiento que fuera a hacer, amaba con todo su ser a su novia Sheila, que se había mudado con él desde 1 año y medio atrás aproximadamente y siempre estaban juntos, no iba a fiestas, no fumaba, no tomaba, no tenía vicios ocultos, no tenía enemigos, no tenía deudas, ni cuentas pendientes, ni negocios turbios, era extremadamente querido por todas las personas que tuvieron la suerte de conocerlo en sus 25 años. Todos siempre nos comentaban los buenos sentimientos que tenía, como expresaba abiertamente el cariño hacia los demás, ayudaba a los necesitados, tenía adoración por los ancianos y niños, era sumamente inteligente, detallista, emprendedor, vivía para su novia, su familia, su moto, la tecnología. Esa era su vida.

Cuando todos comenzamos a protestar y exigir que comenzaran la búsqueda en la Unidad de Policía y con todas las razones antes expuestas, entonces comenzaron a llamar a los Jefes para que dieran la autorización. Fueron muchas llamadas, fue una larga espera, muchas explicaciones, muchas preguntas, pero al final logramos que se interesaran en el caso. Nos dijeron que el jefe, un coronel, iría para allá a entrevistarse con nosotros y entonces sabríamos si daría la autorización. Nos reunimos con él, el jefe de sector y otros oficiales. Cuando terminamos de repetirle todo lo que antes habíamos hablado con los demás, nos dijeron que era un caso difícil, porque normalmente, en su experiencia siempre se trataba de personas problemáticas, delincuentes, drogadictos... pero en este caso tenían que buscar a un ángel.

A partir de ese momento autorizaron que desplegaran toda la técnica en su búsqueda e investigación y así fue. Pasadas las 24 horas de desaparecido llenaron su lugar de residencia de patrullas, guardia operativa, la canina... Comenzaron a hablar tarde en la noche, quizás ya era el comienzo del día 8, con todos los vecinos que aún estaban despiertos.

Mi cuñado Miguel ya en la madrugada, fue directamente a ese 2do piso y tocó a la puerta, le abrió el padre del desalmado y lo llamó, Miguel se quedó esperando en la sala de ese apto. hasta que él salió y le pidió que bajara con él para que le dijera a la policía lo que le había dicho en la mañana. Ese monstruo se paró frente a mí, que estaba al lado de los jefes de policía y dijo únicamente que lo había visto bajar el lunes 6 a las 8 y pico o 9 y pico pm, que no sabía bien la hora.

No dijo ni una sola palabra más, se quedó ahí parado frente a nosotros, hasta que mi cuñado le dio una palmada en la espalda y le dijo "gracias amigo, cualquier cosa ellos suben". No sé cuantas veces me viene a la mente ese momento, donde tuve a ese monstruo parado frente a mí sin darme cuenta, sin saber en ese momento por qué no mantenía la mirada, por qué miraba hacia abajo, hacia un lado...

Cuando la policía habló con los vecinos que podían a esa hora de la madrugada, nos pidieron subir a buscar alguna ropa usada por Andy para que el perro tuviera su olor y le dimos una gorra que usaba mucho. Cuando soltaron al perro fue hacia muchos lugares. Esa primera vez marcó su olor a la orilla del mar, pero luego continuó su camino hacia Guardafronteras... lo llevaron en cuatro ocasiones diferentes a rastrear su olor, sin resultado.

En la mañana nos informaron que iban a registrar y entrevistar a todos en los 15 apartamentos de esa escalera, porque siempre decíamos que él tenía que estar ahí, porque nadie lo había visto salir del frente del edificio, si hubiera tenido un problema, si un carro le hubiera dado un golpe, cualquier cosa que pudiera haber pasado, alguien habría visto o escuchado algo y no era así.

Fueron revisando y entrevistando en todos los aptos donde a esa hora había alguien en casa. Hasta mandaron a avisarle al propietario de uno en el mismo piso donde vivía Andy, para que fuera a abrirlo, porque llevaba cuatro meses cerrado. En la tarde nos dijeron que solo faltaban cinco aptos por revisar, porque no había nadie, uno de ellos era el del monstruo.

Durante todo el día fueron muchos oficiales a vernos para hacernos miles de preguntas que en ocasiones ni sabían como hacer, pero siempre les dije lo mismo... pregunten lo que sea, que si yo sé de algo que esté haciendo mi hijo, aunque sea lo más terrible que pueda hacer una persona, les aseguro que se los diré, porque en este momento lo único que quiero saber es que está bien, ojalá que lo encuentren preso en alguna unidad policial, les decía, que si fuera así, cuando lo vea le voy a dar millones de besos y abrazos, y saliendo de ahí vamos a hacer una fiesta. ¡Qué lejos estaba de la realidad!

Los autoricé a revisar todo su apto, todas sus pertenencias, todos los papelitos y demás que vamos guardando en la billetera y nada. Por más que investigaban, por más gente que veían, por más telefonos que llamaban, por mas respuestas que le dábamos, direcciones... menos encontraban una razón para su desaparición.

Enseguida descartaron una salida del país, otra mujer y poco a poco fueron repitiendo que era el Caso del Ángel porque todas las personas entrevistadas de la forma que fuera, de los recientes, de los de años atrás, de los de siempre, de los conocidos, de los vecinos, de los amigos... todos siempre hablaron la única verdad, que mi hijo Andy era una persona única, maravillosa y especial... un ángel que hacía mejor la vida de quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, aunque fuera en una ocasión.

Esa mañana del miércoles 8, le pedimos ayuda a las personas por medio de las redes. Mi gran amiga Laura Bustillo, fue la que publicó el artículo (en Facebook). A ella le estaré eternamente agradecida, por estar a nuestro lado de principio a fin, haciendo todo lo posible por encontrarlo y apoyándome en todo momento, cuando la fortaleza se alejaba de mí. Es un gran ser humano.

Por ninguna vía encontrábamos una señal del paradero de mi niño. Esa misma mañana del miércoles 8 se enteró la familia de Andy por las redes sociales de su desaparición, no les había escrito porque una de sus tías no quería decirlo tan pronto, para no correr para el hospital con nadie, con la esperanza siempre que aparecería sano y salvo, pero igual su abuela paterna se montó en un avión y a mediodía ya estaba con nosotros.

Toda la familia paterna de Andy esta en Estados Unidos. Toda su familia materna, incluyéndome, vive en San Miguel del Padrón, La Habana. Mi hijo residía en Playa cuidando el apto de sus tíos paternos, desde hacía aproximadamente cuatro años.

Comenzando la tarde mandaron a buscar a Sheila para la Unidad, para tomarle otra declaración y hacerle algunas preguntas, mientras que dos investigadores y otros oficiales fueron al apartamento para entrevistarse conmigo. Les di todos los teléfonos que tuve a mi alcance, de personas que por alguna razón tenían que ver con Andy, aunque no se frecuentaran mucho, me hicieron mil preguntas que respondí con toda la claridad del mundo y di todos los detalles posibles sobre todo.

Ya en la noche, aún Sheila estaba en la Unidad con su madre y otras personas, aparte de mi cuñado Miguel que las había llevado en el carro, comenté en el apto que era increíble que ya hacían 48 horas de haber desaparecido y que había estado contando cada segundo desde entonces, cuando al momento tocaron a la puerta.

Eran dos oficiales. Mi corazón dio el mismo vuelco que cuando Sheila me llamó a las 3 horas de desaparecido, lo supe al instante. Nos dijeron que necesitaban hacernos algunas preguntas en la unidad y que las acompañaramos. Llegamos allá, nos dijeron que esperáramos en unos bancos que estaban fuera del local, mi cuñado Miguel no estaba, había salido con la Policía. Todos conversaban distraídos, parecían no sospechar nada, pero yo parecía una "leona enjaulada", no podía estar quieta en un lugar, me mantenía lejos de todos, hasta que llamé a mi gran amiga Laura y le dije que mi corazón me decía que la búsqueda había terminado, que lo sabía, lo sentía...

Un rato más tarde comenzaron a llegar las patrullas. Cuando se bajó mi cuñado Miguel, lo vi a lo lejos y comencé a temblar, me senté en un banco aparte, me encogí porque no podía aguantar los temblores, el llanto ahogado para mí misma. Todos seguían conversando, era como si yo fuera la única que estuviera al corriente sin nadie decirme, se fue acercando Miguel y me aguantó fuerte, no me dejaba moverme mientras me decía muy bajito, pero llorando desesperado: "lo encontramos muerto en el 2do piso del edificio, en su misma escalera, lo tenía metido en un tanque, listo para botar, fue ese mismo tipo que se nos paró delante en la madrugada para decirnos que lo había visto bajar, y yo estuve en la sala de su casa y no me di cuenta, cómo no lo supe..."

La guardia operativa, que se había quedado en el lugar, vio un camión de comunales parquear frente al edificio y subieron los que andaban en él al 2do piso, estaban esperando un detalle así en un caso que todos ellos decían que era el más complicado de desaparición en sus carreras, porque no habían encontrado nada absolutamente con que trabajar, porque mientras más escarbaban, más limpio veían a mi ángel. Subieron rápido, no dieron tiempo a lograr el objetivo final de su asesino, que era botarlo para que nunca más apareciera. Neutralizaron el lugar, pero antes nos mandaron para la estación a esperar sin que nos diéramos cuenta, para que no viéramos el operativo.

Ese monstruo desalmado confesó al momento, que lo asesinó "porque no le caía bien", porque no le caía bien...

De algún modo lo tuvo que engañar, porque mi niño era muy cuidadoso, muy desconfiado, solo que tenía el "defecto" de ser bondadoso y si alguien le pedía ayuda, enseguida se la regalaba. Sé que fue engañado por ese monstruo, pero la realidad, o lo que haya declarado después todavía no la sé. Para eso habrá que esperar a contactar con el oficial a cargo del caso en este momento.

Si sé con seguridad, que en alguna ocasión entre las 9:30 pm del lunes 6 de enero y las 6:00 am del martes 7 de enero, ese monstruo desalmado y calculador entró con las llaves de Andy a su apartamento y robó sus tenis nuevos, todo el dinero de su billetera (hasta los centavos), la navaja roja que también estaba encima de la mesa y uno de los 3 desodorantes del baño. Estoy completamente segura que si su novia Sheila hubiera estado ahí o hubiera regresado en ese momento de uno de los tres recorridos que dio buscando a Andy antes de llamarme, estaríamos llorando a dos personas, porque ese monstruo no iba a ser capaz de dejarla con vida.

Supuestamente lo hizo él solo. Ese día se llevaron a cinco personas que estaban ahí, incluyendolo a él. Uno de ellos era su padre, con quién vive, dos eran del camión de comunales y un vecino de cerca de ese edificio al que le pidió ayuda para bajar el tanque. El padre ya está de regreso en su casa, así que parece que comprobaron que de alguna extraña manera no estaba implicado y los otros parece que estaban en el momento y lugar equivocados, y engañados por ese monstruo.

En ese apto del 2do piso solo aparecieron los tenis de Andy, de las cosas perdidas de su apto. La policía tuvo el fallo de no llevárselos como evidencia. Los demás objetos no habían aparecido en el lugar, ni el celular, ni las llaves del apto y de la moto, ni lo demás sustraído directamente del apto. Son cosas que quedan pendientes por aclarar con el instructor del caso.

A pesar de algunos fallos que vimos durante el proceso, cosas con las que los familiares de las víctimas no estamos conformes, agradezco a todos los oficiales que estuvieron trabajando en el caso del Ángel, sobre todo el respeto y la humanidad que mostraron hacia nosotros a partir de las 24 horas de desaparecido. Agradezco infinitamente a todos los que apoyaron y ayudaron de alguna forma, a los que compartieron las publicaciones, a los vecinos del lugar, a los conocidos, a los amigos, a todos mil gracias.

Ese monstruo asesinó a mi hijo de una manera brutal, lo tenía más que premeditado, según me dijeron lo hizo con unas tijeras, luego subió en algún momento y robó cosas que quizás no se echaran a ver de su apto y sin dudas habría asesinado también a cualquiera que se cruzara en su camino.

Lo tuvo escondido 48 horas, que para mí fueron infinitas, muerto, sin vida en su apto del 2do piso. Se paró frente a nosotros y la policía como si nada hubiera pasado. Esa misma noche del lunes 6 de enero bajó a la casa de una vecina y se sentó muy tranquilo a ver la televisión.

Mi dolor no pasará nunca, no sé si en algún momento lograré encontrar paz, resignación... pero una familia, una madre no debería pasar jamás por esto, es demasiado fuerte, no tiene explicación. Por eso pido el apoyo de todas las madres, de todas las personas en general, para que se haga justicia en el Caso del Ángel. Para que no se cometa la barbaridad de ubicar a ninguna persona que tenga dos condenas por violencia en ningún trabajo que tenga que ver con las personas directamente, como es el caso de Orlis Rodríguez, que es el nombre del monstruo asesino, que trabajaba en la Campaña contra el Aedes Aegypti, entrando a las casas de muchísimas personas a diario.

El asesino nació, se crió y vivió ahí toda su vida. Una de sus condenas fue por robo con violencia y la otra fue por agresión y robo a otro vecino del edificio, dentro de ese mismo apto. del 2do piso. El muchacho tenía tanto miedo de él, que a pesar que ese monstruo cumplió un año de cárcel, la familia completa se mudó del edif.

Por la crueldad, frialdad y la atrocidad del crimen, pido apoyo a todas las personas para que se haga un juicio público y exijo cadena perpetua sin derecho a nada para ese monstruo. Por culpa de ese despiadado monstruo no pudimos ver por última vez a mi niño, tuvimos que velarlo solo cinco horas con el féretro cerrado. No pudimos darle ni el último adiós, por los maltratos que sufrió su cuerpo esos dos días en manos de su asesino. Fue algo muy, muy duro, imperdonable.

Estos inexplicables y dolorosos hechos tenemos que evitarlos a toda costa, no es justo que alguien pase por esto, sin tener ni un solo motivo, sin una sola razón. Denuncien cualquier cosa extraña que vean sin miedo, no importa que sea un conocido, un vecino... evitemos que más familias sufran la pérdida de un ser amado, un ser inocente, un ángel.

Andy tenía toda una vida por delante, una vida que ya era hermosa rodeado de personas que lo adoraban, compartiendo cada día con su amada novia Sheila Loyola Mérida, soñando con rubiecitos corriendo por la casa, con ver a su padre Jesús García Cazorla nuevamente... tenía muchos lindos sueños, metas, y todo lo podía haber logrado si ahora estuviera vivo, si esa bestia no le hubiera arrancado la vida.

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